La operación Halia de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil desarrollada en España esta semana ha supuesto un golpe muy duro para un selecto grupo de presuntos narcotraficantes (alguno de ellos no tan presunto, pues ya ha sido condenado por ello) que combinan la actividad lícita con la organización de grandes alijos de droga.
El balance provisional, conocido a última hora de este jueves, incluye la incautación de casi todas las drogas presentes en el mercado: 1.800 kilos de hachís (1.500 en Madrid y los 300 restantes en Galicia, 200 de ellos en Ribadumia), 14 kilos de cocaína, 1,5 kilos de drogas sintéticas preparadas para su venta (MDMA y anfetaminas), 850 gramos de heroína y nueve kilos de marihuana.
Junto a ello, mucho, mucho dinero en efectivo, producto de la actividad ilícita a la que se vendrían dedicando los investigados. De este modo, el trabajo de las fuerzas de seguridad españolas, que contaron con el apoyo directo de la Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) y de Europol, alcanza un objetivo básico en los tiempos que corren: dañar las finanzas de los narcos, despojarles, en la medida de lo posible, de los bienes adquiridos fruto del negocio ilícito, y aportar un carácter ejemplarizante de cara a otros que quieran seguir sus pasos, mostrándoles que pueden acabar en la cárcel y sin su patrimonio.
Tras conocer algunos detalles del operativo, destaca sobre manera el hallazgo de una descomunal cantidad de dinero en efectivo (en un primer momento se hablaba de más de un millón de euros y ahora se calcula que han sido más de tres millones), lo que da cuenta de la actividad de la red criminal desmantelada. Además, es reseñable la cantidad de droga decomisada antes reseñada en poder de algunos de los 20 detenidos en O Salnés (Cambados, Vilagarcía, Vilanova, A Illa y Ribadumia), además de en otros municipios de Pontevedra, de A Coruña y en Madrid.
Otro elemento relevante es la capacidad de la organización para distribuir distintas sustancias, desde cocaína que recibiría directamente de Sudamérica hasta drogas sintéticas, heroína, marihuana y hachís, este último procedente de Marruecos. Por último, no puede obviarse la habilidad de algunos de los investigados para levantar y sostener negocios lícitos que le sirven de tapadera y de refugio de buena parte del dinero ilícito de la droga, ni tampoco la pericia de la UCO para descubrir tales actividades.
Uno de los hallazgos más sorprendentes en la operación fueron los 1.500 kilos de hachís de Madrid, pues la capital de España no suele ser punto de tránsito de la droga que llega directamente de Marruecos. Allí también se localizó un laboratorio para procesar la cocaína en el que se hallaron gran cantidad de precursores y droga en pleno proceso de cocción. Las viviendas de los supuestos cabecillas llamaron mucho la atención de los investigadores por sus grandes lujos, al alcance de muy pocos. Seis de los detenidos ingresaron en prisión y cuatro fueron puestos en libertad con medidas cautelares por la Audiencia Nacional. Entre ellos, los presuntos cabecillas, vecinos de Cambados y Vilanova, lugares en los que tenían suntuarias viviendas como las de la imagen que ilustra la presente noticia.
