La Policía Nacional de Ecuador, mediante labores de perfilamiento de contenedores sospechosos, incautaron dos toneladas de cocaína en un contenedor marítimo que partía del puerto de Guayaquil, una de las infraestructuras críticas de narcotráfico a nivel planetario.
La droga estaba oculta en paquetes de kilo con distintos anagramas. Muchos de los paquetes llevaban en su interior el anagrama de la popular marca de café Starbucks y la palabra coffee impresa. El método de ocultamiento era el habitual: una cargamento de bananas y, debajo de la fruta, la droga.
El destino de la mercancía lícita y de la ilícita era una de las grandes puertas de entrada de la cocaína en Europa, por no decir la principal: el puerto de Róterdam.