Agentes del Seprona de la Guardia Civil de Sevilla, en España, se encontraron de forma casual, en el ejercicio de sus funciones, con un alijo de 1,3 toneladas de hachís que estaba oculto entre pescado en una zona industrial de Alcalá la Guadaira.
Los funcionarios hallaron la mercancía ilícita en el ejercicio de sus funciones habituales de supervisión y control de la calidad del pescado y su trazabilidad, por sorpresa. El responsable de la empresa receptora, involucrado supuestamente en el narcotráfico, ingresó en prisión.