En 13 días, la Fiscalía General de la Nación de Colombia, en un trabajo articulado con la Policía Nacional, avanzó con determinación en el esclarecimiento de la acción terrorista contra el aeropuerto internacional Camilo Daza de Cúcuta (Norte de Santander), que dejó tres muertos, entre ellos dos técnicos antiexplosivos de la Policía Nacional, y que se atribuye a la disidencia 33 de las FARC.
Diferentes labores investigativas permitieron identificar y capturar a cinco personas, quienes habrían sido contratadas por las disidencias del frente 33 de las extintas FARC para definir la logística, así como preparar y activar dos artefactos explosivos. Los detenidos, tres hombres y dos mujeres, fueron ubicados en diligencias de registro y allanamiento realizadas en el corregimiento Santa Helena y los barrios Jesús, Robledo Miramar y Brasilia, en Medellín (Antioquia).
Una fiscal de la Dirección Especializada contra las Organizaciones Criminales les imputó los delitos de: homicidio y tentativa de homicidio agravados; terrorismo; y fabricación, tráfico y porte de armas, municiones de uso restringido, de uso privativo de las Fuerzas Armadas o explosivos. Los procesados son: Sebastián Moreno Maya, alias Sebas; y su compañera sentimental Nayibe Alexandra Londoño Carrillo; Adrián Kaled Guzmán, Yuly Mileidy Mazo y Diego Felipe Maya González. En las verificaciones se constató que algunas de estas personas tendrían antecedentes judiciales por tráfico de estupefacientes y hurtos. Respecto a alias Sebas, se estableció que, recientemente, recibió libertad condicional por un caso de homicidio.
Abundante evidencia técnica y física puso en evidencia cada uno de los detalles de la planeación y ejecución del acto terrorista. Inicialmente, se acreditó que, entre octubre y noviembre, Cristian Camilo Muñoz Manjarrez, quien murió en la acción criminal; Diego Maya y Nayibe Londoño viajaron de Medellín a Cúcuta y, al parecer, se trasladaron a zona rural de Tibú (Norte de Santander), donde se habrían reunido con jefes de las disidencias del frente 33 de las FARC, se comprometieron a ejecutar el atentado y, supuestamente, recibieron instrucción en manejo de explosivos.
El 5 de diciembre, estas tres personas, junto a Sebastián Moreno Maya, Adrián Kaled Guzmán y Yuly Mileidy Mazo, volvieron a movilizarse de Medellín a Cúcuta, en un bus de servicio público. Hay elementos que demuestran que dos de los hoy procesados realizaron ese desplazamiento con su hija menor de edad.
La investigación da cuenta de que se hospedaron en un hotel del centro de la ciudad y en dos casas ubicadas cerca del aeropuerto. Asimismo, se constató que, presuntamente, usaron una carreta para simular que vendían refrescos y poder acercarse a la terminal aérea para hacer vigilancias.
La noche del 13 y la madrugada del 14 de diciembre, vestidos de negro, recorrieron en varias oportunidades las inmediaciones de la pista del aeropuerto. Pasadas las 5:00 a.m., dos hombres cruzaron la reja e ingresaron. A uno de ellos se le explotó un artefacto que llevaba en una maleta que cargaba en la espalda, y murió. A su lado se encontró una pistola colt y un celular. El otro explosivo, compuesto por cerca de 30 kilogramos de pentolita, estalló luego, ante la presencia de los técnicos antiexplosivos de la Policía Nacional.
Todos los movimientos de los hoy capturados, tanto en Medellín como en Cúcuta, están documentados. Hay videos de cámaras de seguridad, interceptaciones telefónicas, elementos como prendas de vestir y rastros de explosivos encontrados en los lugares donde se alojaron estas personas.