Primero fue la Audiencia Nacional y ahora es el Juzgado Mixto Número 2 de San Roque, en Cádiz, los que, sin mediar descoordinación alguna (como se quiso dar a entender en el reciente caso de Karim Bouyakhrichan),han decretado la puesta en libertad de Fikri Amellah, considerado tanto por la Guardia Civil como por el Cuerpo Nacional de Policía el mayor capo de la droga del Sur de Europa.
En julio de 2022, estando ya en prisión, Amellah recibió la noticia de una nueva imputación, en este caso por parte de la Policía Nacional, que le atribuye relación directa con un gran alijo de cocaína interceptado en un garaje en Huelva que habría introducido un narcopatrón gallego vinculado al ya condenado Carlos Silla y que sería detenido un tiempo después. En este operativo, el último arresto fue hace apenas unas semanas, con la caída de Julio Murillo Figueroa en Colombia, considerado el proveedor de todos los anteriores.
La libertad del presunto capo le pondrá en bandeja su fuga, pues dispone de medios más que suficientes para ello (si es que no se ha evadido ya de la Justicia), tal y como sucedió hace apenas unas semanas con el líder de la Mocro Mafia excarcelado en Marbella. En el caso de Fikri, también habrá respuesta por parte de Holanda y de Europol, pues sus autoridades trabajaron en conjunto con la Guardia Civil para detenerle al considerarle “uno de los capos más buscados del mundo”.
La Justicia tenía la opción de mantenerle en prisión preventiva al menos hasta diciembre de 2025, plazos que no ha agotado el juzgado. La lentitud de la instrucción de los distintos procesos en España sigue provocando impunidad, tal y como declaró la fiscal jefa Antidroga, Rosa Ana Morán, recientemente, en una entrevista en Narcodiario.
Sin embargo, primero fue la AN la que optó por no tomar la medida restrictiva de prisión, y ahora el tribunal gaditano la levanta, aún sabiendo el altísimo poder económico del individuo objeto de investigación y el elevado riesgo de fuga.