El gran proveedor de cocaína de los narcos gallegos vivía en una mansión con lago privado

Los paseos con su perro y una cojera delataron a un capo que se movía sin levantar sospechas / Se le considera socio directo de la organización pontevedresa de Carlos Silla, del ‘Pablo Escobar sueco’ y de la mismísima Mocro Mafia
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Julio Andrés Murillo Figueroa, detenido el 25 de febrero en Antioquia (Medellín) en exclusiva publicada por este periódico en su momento, residía en una lujosa mansión valorada en 6.000 millones de pesos colombianos (el equivalente a 1,5 millones de euros en el país sudamericano) dotada de un lago privado en el que realizaba paseos junto a su mascota, una de las circunstancias que le delató. Como se dijo en su día, se hallaba en Llano Grande, a las afueras de la capital antioqueña. Así lo señala William René Salamanca, director de la Policía del país sudamericano, que confirmó la noticia y señaló que su identificación no fue sencilla y solo se pudo realizar a través de imágenes aéreas de la citada mansión y cámaras de seguridad de centros veterinarios, a donde se desplazaba con esa misma mascota. Una cojera por una lesión también ayudó a su identificación.

Murillo Figueroa, tal y como relató este diario hace dos semanas, sería el proveedor de la cocaína que llegaba a Europa a través de la mayor organización gallega dedicada a su introducción en veleros. De hecho, la Policía Nacional le vincula directamente con 1,6 toneladas de cocaína incautadas en Huelva que habrían llegado en un barco patroneado por el vilagarciano Pablo V.B., persona de confianza de Carlos Silla, considerado el jefe de la gran red española que tenía capacidad para mantener varios veleros en el agua a la vez para introducir los cargamentos. Silla operaría, según la investigación de la Udyco Central del Cuerpo Nacional de Policía, al servicio del sueco Jonas Sture Falk, ‘el Pablo Escobar sueco’, uno de los mayores traficantes del Norte de Europa, y en alianza directa con Fikri Amellah, gran traficante magrebí y relacionado policialmente con la Mocro Mafia.

El detenido / Policía de Colombia

La solicitud dictada por España a través de la unidad Greco Galicia de la Udyco Central y sus pesquisas coordinadas por la Audiencia Nacional se tradujo en una notificación roja de Interpol, lo que desembocó en la detención. Se le conocía con los apodos de El Zar o H-1 en el submundo criminal internacional.

Murillo Figueroa / Policía de Colombia

En Colombia se le consideraba uno de los ‘narcos invisibles’ al manejar un perfil bajo. Se sospecha que obtenía la cocaína de sus contactos directos con la cúpula del Clan del Golfo y efectuaba viajes constantes a Europa para cerrar los tratos, lugar del que huyó en 2022 cuando estalló la operación Medellín y cayeron sus socios del otro lado del Atlántico.  

La casa de Medellín / Policía de Colombia
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