En los últimos días, el Ejército de Colombia, en una operación conjunta con la Policía Nacional, desmanteló un completo laboratorio con capacidad para procesar cuatro toneladas de cocaína al mes. Estas estructuras suponen la base de las grandes redes narcocriminales que operan en el país y que combinan la producción de droga con la delincuencia común y la extorsión a los lugareños para mantener sus cuotas de poder.
En ellos, los narcotraficantes reciben la materia prima, ya en forma de pasta base de coca, para su procesado. Allí disponen de los químicos necesarios, así como diferentes estructuras más o menos artesanales para fabricar el clorhidrato de cocaína tal y como llegará al consumidor final en Estados Unidos y principalmente en Europa.