El 21 de noviembre, la Brigada Central de Estupefacientes ponía en marcha el mayor operativo antidroga del año en las Rías Baixas (Pontevedra, España) para desarticular por completo una de las organizaciones más activas dedicadas al tráfico de hachís en la zona Sur de España.
22 detenidos fue el saldo provisional de una redada en la que participaron 250 agentes procedentes de comisarías de toda Galicia y de la Udyco Central, en un despliegue liderado por el Greco de Pontevedra, que puso en marcha toda su maquinaria para arrestar, de forma piramidal, a los principales responsables de la presunta red criminal desmantelada. Así cayó José Ramón Dorgambide, alias Monchi o El Panadero, en su chalé de A Laxe, en Vilagarcía de Arousa, y así fueron detenidos los distintos miembros de su supuesta red delictiva. Entre ellos estaban las personas que viajaban al Sur de España, a la Costa del Sol, para cerrar los tratos con una rama muy poderosa afincada en Málaga que operaba al servicio de la red gallega, aportando infraestructura, tanto en el agua como en tierra, como lugares preparados para la custodia de las narcolanchas o de la droga que conseguían transportar hasta España. Ello hizo que la operación policial iniciada hace diez días en Pontevedra se extendiese ahora hasta la provincia malagueña, donde el Cuerpo Nacional de Policía detuvo a otros cinco individuos que, según sostienen los investigadores y la Fiscalía Antidroga pontevedresa, coordinadora de todas las actuaciones, estarían relacionados directamente con el clan de Dorgambide.
La gran operación policial que se desarrolló en el corazón de O Salnés desveló la auténtica dimensión narcocriminal de la red desmantelada por el Greco Galicia. El entramado presuntamente dirigido y financiado por Ramón Dorgambide, alias El Panadero, desde su chalé de Vilagarcía de Arousa, tenía capacidad operativa para recoger grandes alijos de hachís en las costas atlánticas de Marruecos y transportarlos hasta la Península, también en el Atlántico (principalmente por Huelva), lejos de los ojos y los oídos de las autoridades. Ello fue así hasta que la Policía Nacional detectó su modus operandi e incautó, con la participación de otros cuerpos, dos alijos que suman más de cinco toneladas de la valiosa resina de cannabis producida en el Norte de África.
Sobre la organización, se sabe que disponían tanto de lanchas rápidas fabricadas en astilleros portugueses como de barcos pesqueros con base en A Illa de Arousa, entre otras localizaciones, y que efectuaban largas singladuras para recoger la droga y regresar a Galicia. En ocasiones hacían relevos de tripulación y mantenían las embarcaciones varios días en el agua. Para ello, la rama de Málaga tendría su papel.
