Así es el primer narcosubmarino que cruzó el Atlántico

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En noviembre se cumplirán dos años desde la incautación del primer semisumergible transoceánico interceptado en Europa, después de que los narcos hayan ‘coronado’ numerosas singladuras exitosas y de incógnito en ejercicios precedentes. Los análisis de los expertos de la Guardia Civil han dado por buena la hipótesis planteada desde el primer momento por la Policía Nacional: el batiscafo de Aldán es un artilugio muy bien construido y con capacidad más que sobrada no solo para cruzar el Atlántico sin ser detectado, sino incluso para recorrer distancias aún mayores en condiciones de seguridad. El informe definitivo, presente en el auto de procesamiento de los siete investigados por lo sucedido, firmado por especialistas del Servicio Marítimo, destaca que está diseñado “para navegar entre aguas, de modo que se dificulte su eventual detección, ya que en su navegación la mayor parte de su casco va sumergida”. Sin embargo, este aparato en concreto carece de capacidad para sumergirse por completo. Pero es que no lo necesita.

El Che (así le llamaban sus tres tripulantes, un español y dos ecuatorianos), apenas sobresalía entre 15 y 25 centímetros sobre la superficie, sin contar la torreta de la cabina de mando, que se elevaba 35 centímetros. Ello hacía que con el simple batir del oleaje, su presencia fuese imperceptible incluso para las aeronaves. Además, cuenta con un dispositivo de escape húmedo “para tratar de evitar la detección térmica”, además de un silenciador para reducir a la mínima expresión el ruido de los gases de escape.

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Policía Nacional

Su motor, diésel de seis cilíndros en línea, se refrigera con el agua del mar, y está dotado con un turbo con su propio refrigerador de aire. Su potencia, de unos 240 cv a 2.500 revoluciones por minuto, y su consumo (de unos 40 litros por hora), le permite disponer de una autonomía suficiente como para recorrer 5.000 millas náuticas a una velocidad media de diez nudos, o lo que es lo mismo, podría salir del Noroeste de España, llegar a Nueva York y desde allí recorrer toda la costa de Estados Unidos hasta Florida, todo ello sin pasar por la gasolinera. “Cuenta con una capacidad aproximada de 20.000 litros de gasoil, lo que le permite realizar grandes travesías sin repostar”, detalla el informe.

Sobre el kilometraje exacto que recorrió el Che desde el Amazonas hasta Pontevedra, y a la vista de la instrumentación del motor situada en su cabina de mando, el propulsor tenía 392 horas de funcionamiento, lo que indica que estuvo 16 días y medio navegando. A diez nudos pudo recorrer unas 4.000 millas náuticas, la distancia entre Brasil y Galicia.

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Narcogallegos. El Documental

El hallazgo del semisumergible también sirvió para acreditar otra de las teorías que se defendían al respecto: que las organizaciones criminales internacionales que se conciertan para este tipo de narcotransportes no dudan en hundirlos en altamar antes de descargar la mercancía en otras embarcaciones, normalmente planeadoras. Para ello, dispone de dos válvulas situadas a ambos lados de la zona de máquinas, cerca del lugar reservado a la tripulación, que manipulables con facilidad para enviar al aparato al fondo del mar una vez descargada la mercancía. El resultado final, cuando se completa la travesía con éxito (que, con la excepción conocida, sucedió en todos los casos, decenas de ellos), es la llegada a las costas gallegas de las lanchas rápidas (o el pesquero) con miles de kilos de cocaína, la tripulación de las mismas y la del semisumergible, que lo abandonó antes de hundirlo.
En cuanto a los hallazgos de los agentes de la Guardia Civil, la Policía Nacional y el Servicio de Vigilancia Aduanera, que desarrollaron de forma conjunta la fase que condujo a la interceptación del aparato, además de los 3.068 kilos de cocaína destacaron los víveres y otros enseres precisos para tan larga travesía marítima. Todo ello se encontraba impregnado de una mezcla de gasoil, aceite y agua de mar. Fueron recuperados varios paquetes completos de latas de conserva (de 50 cada uno de ellos), seis paquetes de galletas, gran cantidad de bollería industrial, dos aparatos para cocinar, arroz para la elaboración de comidas, dos botellas de aceite, seis grandes garrafas de agua, varios sobres de granulado para diluir como refresco y numerosas latas de RedBull. Junto a ello, y teniendo en cuenta que en la maniobra del hundimiento y posterior traslado al puerto de Aldán se pudieron perder objetos, fueron recuperados varios blíster y ampollas de medicamentos, enseres de higiene tales como pasta dentífrica, cepillos dentales y vestimentas, así como herramientas: dos taladros, una rebarbadora y varios destornilladores.

Tal vez los tres tripulantes eran novatos en travesías de este calado, aunque parece que al menos alguno de los ecuatorianos ya repetía. Pero lo que está claro es que operaban al servicio de una gran organización sudamericana y otra gallega, ninguna de ellas desmantelada, que puso los medios técnicos necesarios para completar una singladura en la que, ellos sí, tenían una amplia experiencia previa. Y todos siguen libres, ideando planes para nuevos narcotransportes.

semisumergible Pontevedra
Narcogallegos. El Documental
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