Venden por 30.000 euros un buque hundido con dos toneladas de cocaína

Autoridades españolas interceptaron el Nehir en febrero de 2021 y recuperaron parte de la droga / La Policía espera recuperar el resto cuando se reflote el navío por orden judicial
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El buque Nehir fue interceptado en febrero de 2021 por las fuerzas de seguridad españolas tras un viaje transoceánico sin sistemas de localización que se había iniciado un mes antes en Mauritania. Hundido por los narcos frente a las costas de Ribadeo (Lugo) cuando se supieron descubiertos, albergaba en su interior unas cuatro toneladas de cocaína. La Policía, la Guardia Civil y Vigilancia Aduanera lograron incautar 1,8 toneladas antes de que el buque, de más de 50 metros, se escorase y acabase boca abajo.

El buque está boca abajo / Salvamento Marítimo

Los especialistas del Greco Galicia de la Brigada Central de Estupefacientes sabían que la embarcación aún contenía al menos tanta droga como la que fue incautada, circunstancia que acabó siendo confesada por el capitán del barco, rescatado en su momento, miembro de una tripulación ‘de paja’ compuesta por ciudadanos georgianos y turcos al servicio de grandes capos y en alianza directa con narcotransportistas gallegos.

Tras casi dos años en el muelle de Gijón y con la decisión de la Audiencia Nacional, competente en el asunto, de que debe asumirse el reflote del casco (que fue remolcado por Salvamento Marítimo semihundido), el Nehir ha encontrado comprador. La Orga (Oficina de Recuperación y Gestión de Activos) del Ministerio de Justicia adjudicó el barco, que solo servirá para chatarra, a una firma asturiana por un precio aproximado de 30.000 euros, con la curiosidad añadida que, según los investigadores, el pecio alberga en sus bodegas una carga de unas dos toneladas de cocaína, que en el mercado ilícito europeo alcanzarían un valor de unos 60 millones.

La Policía Nacional, la Guardia Civil y el Servicio de Vigilancia Aduanera esperarán a que se ejecute la orden de la AN del reflotamiento para incautar la cocaína y realizar todas las diligencias que sirvan para confirmar los delitos atribuidos a los investigados. Será entonces cuando se entregue el casco a la empresa compradora, que espera obtener un beneficio con los restos de un buque que lleva más de un año boca abajo. Mientras, los narcos dueños de la cocaína se tiran de los pelos.

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