Bunkers en construcción como los del interior de Calabria. Refugios diseñados para vivir allí durante semanas y eludir las intervenciones policiales, para permanecer en la ciudad y seguir controlando los negocios ilícitos. Para ocultar armas y drogas. Como depósitos de mercancías. Invisibles. Los Carabinieri de la Compagnia di Caivano, junto con los del escuadrón aerotransportado Cacciatori di Calabria, registraron decenas de viviendas en el distrito de Green Park y en el Bronx, en el área metropolitana de Nápoles, lo que desembocó en cuatro de estos búnkeres descubiertos.
Igualmente ingenioso fue el truco utilizado para ocultar drogas y munición en otros de estos escenarios. Se había excavado una pequeña habitación a lo largo de una pared que rodeaba uno de los edificios, exactamente del mismo tamaño que el ladrillo que lo compuso. Estaba cubierta por una puerta a la que se había enganchado una capa de toba, incluido musgo, que se integraba perfectamente con el resto de la pared. En la cavidad fue hallado casi un kilo de cocaína dividida en 5 paquetes y 20 paquetes de hachís para más de 4 kilos de sustancia. Y nuevamente 50 balas de distintos calibres.
Durante los registros también se descubrió una especie de laboratorio de envasado de drogas que fue igualmente intervenido. Las investigaciones continúan para identificar quién encargó esos escondites.