El día en que los colombianos quisieron engañar a los gallegos

La Audiencia Nacional juzga estos días a los detenidos tras el mayor alijo de cocaína intervenido en Pontevedra / La DEA y la Policía incautaron la droga en origen y realizaron una entrega controlada en España
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El 14 de noviembre de 2018 la avenida de Bos Aires, en Pontevedra, amaneció completamente tomada por la Policía Nacional. Efectivos de la Udyco Central adscritos a la Brigada Central de Estupefacientes de las secciones de Cocaína y Greco Galicia operaban desde bien temprano a orillas del Lérez. El objetivo era desarticular una organización criminal internacional integrada por gallegos y colombianos dedicada al tráfico de cocaína a gran escala que tenía en el centro del escenario a Jorge G.C., entonces representante del conocido músico Manu Chao y que compareció a lo largo de toda esta semana junto al resto de investigados en el banquillo de la Audiencia Nacional.

El principal investigado, durante el juicio / Audiencia Nacional

Aquella mañana se saldó con la detención de todo el grupo gallego, en el que se integraba el citado productor musical, ourensano afincado en Madrid, y personas de la de O Salnés. Habían enviado a gente de su confianza a Pontevedra para recibir un alijo de 539 kilos de cocaína que pensaban llegaba de manos de sus socios. No sabían que la droga había sido incautada semanas antes en el Caribe por la Drug Enforcement Administration (DEA) y la Policía Nacional, y que le estaba siendo entregada por una pareja de agentes encubiertos. Tampoco tenían la información de que la sustancia cuyo transporte había sido negociado en Cali meses atrás no alcanzaba la calidad necesaria, al contrario: la pureza era tan baja que, según los expertos, se trataba de una estafa por parte de los narcotraficantes colombianos.

La cocaína incautada en Pontevedra / Narcodiario

Sea como fuere, los gallegos ‘tomaron posesión’ de la droga, que llegó en cajas de cartón mediante un brillante procedimiento de entrega controlada, y fueron detenidos en Pontevedra. El conocido magistrado Alfonso Guevara, presidente de la Sección Tercera de la Audiencia Nacional, dirige desde el lunes la vista oral contra el entramado delictivo, con peticiones de penas que superan los 13 años de prisión para los supuestos responsables.

La investigación, tal y como explicó el instructor de las diligencias esta semana en el juicio, «se puso en marcha en febrero de 2018. Se recibe una comunicación de que una persona se había reunido en Colombia el 25 de febrero y que estaría organizando una operación de tráfico de drogas vía marítima. Consistiría en un transporte de cocaína desde Sudamérica hasta España, en concreto las costas gallegas. Se nos amplía información diciendo que la persona era Jorge, alias Curro, que identificamos como Jorge G. C.». Una investigación de la DEA y la Fiscalía de Colombia, pues, fue el germen de las actuaciones. A partir de ese momento, la Udyco Central se puso sobre la pista del productor musical, que ya había sido investigado en ocasiones anteriores por tráfico de drogas a gran escala, con una idea clara: conocer al resto de implicados en un entramado cuya rama sudamericana ya había sido descubierta durante sus viajes a Colombia. «Le detectamos en un vuelo el 28 de febrero y montamos un dispositivo en el aeropuerto. Vemos como le recoge otra persona, Manuel M. M.», añade el instructor. Era uno de los hombres de su confianza, también gallego. Ambos estaban afincados en Madrid. «Posteriormente Jorge vuelve a Colombia, donde mantiene dos reuniones el 12 y el 14 de marzo, en las que la Fiscalía colombiana aporta un escrito en el que dice que está observando una embarcación», continúa el instructor. De vuelta en España, la Udyco vuelve a detectarle «a bordo de un vehículo con Manuel M.M. Vemos que van a un restaurante. Hemos comprobado que allí realizan sus reuniones. Ese día se encuentran con dos personas que no podemos identificar y se van a un domicilio durante una hora. Bajan y les despide una persona de rasgos achinados, cara peculiar, que se identificará después como Vladimir. Se reúnen con diferentes personas a las que les vamos montando servicios que nos permiten identificarles». Era uno de los presuntos enlaces de la red colombiana en España.

Las cajas con la droga / Narcodiario

«Volvimos a recibir un escrito de autoridades colombianas que nos relataba las reuniones mantenidas en tres ocasiones en Colombia, una de ellas para la inspección de un barco. Con eso ya solicitamos a la AN la apertura de unas diligencias previas». Así se fraguó la caída de la red criminal que pretendió recoger la droga en un chalé de la avenida de Bos Aires hace ahora cuatro años exactos.

Ya en el mes de julio, la Policía Nacional aporta más datos sobre viajes del presunto cabecilla a Cali y a Barranquilla, e intensifica sus vigilancias en Madrid, constatando encuentros con distintos ciudadanos colombianos y señalando un locutorio como otro de sus centros de reunión. Así hasta el 27 de septiembre, una fecha que resultó especialmente significativa a ambos lados del Atlántico. En España, los agentes de la Udyco Central observaron una cita en un parque vacío, muy cerca de la vivienda del productor musical, en la que el gallego se reunía con dos de los colombianos. Con especiales medidas de seguridad, se encuentran el día que, según se sabría después, se produjo la entrega de la cocaína en el Caribe de manos de los colombianos a los supuestos transportistas. Esa droga sería incautada por la Guardia Costera de Estados Unidos y entregada a la DEA y a la Policía Nacional, que, en base a las diligencias efectuadas en Colombia y España, iba a ser entregada por agentes encubiertos a las personas que desde un comienzo pretendían recibirla, los gallegos, en un pase previsto en un chalé de alto standing en Pontevedra, con vistas al río Lérez y a la Illa das Esculturas.

Alto mando del Greco Galicia durante el operativo en el chalé de Pontevedra / Narcodiario

En los días anteriores y posteriores al 27 de septiembre, según declaró esta semana en el juicio el instructor del caso, el presunto líder de la trama gallega realizó varios viajes a Galicia. La operativa criminal descrita era la recogida de la cocaína a través de lanchas rápidas y su posterior entrega en la Boa Vila, y eso es lo que se hizo. Los narcos no sabían que la cocaína había sido intervenida en origen y que eran agentes camuflados los que iban a detenerles in fraganti, tal y como sucedió el 14 de noviembre. Los arrestos en cascada se produjeron en Pontevedra, en O Salnés y en Madrid, y todos los investigados comparecen estos días ante el juez Guevara en un proceso que seguirá la próxima semana. La droga, eso sí, estaba especialmente adulterada, algo nunca visto antes ni después.

El cargamento de cocaína intervenido el 14 de noviembre de 2018 en el chalé de la avenida de Bos Aires, justo enfrente de la pasarela peatonal que une la senda del Lérez con A Xunqueira, fue el más importante jamás incautado en la capital de la provincia. La droga, 539 paquetes que llegaron a Galicia mediante el procedimiento de entrega controlada (la sustancia se incauta en el inicio del narcotransporte y se le hace llegar a los receptores para su detención), superaba los 600 kilos de peso. Sin embargo, los niveles de pureza de esa mercancía ilícita eran sorprendentemente bajos, como se demostró en el posterior análisis. Algunos de los paquetes no alcanzaban el 10 por ciento de riqueza y otros rondaban el 40. Ello hará que, a efectos jurídicos, consten unos 50 kilos, y no 600 como se calculó en un primer momento. Fue una estafa en toda regla por parte de los narcos colombianos a la organización gallega, que pensó que iba a recoger cocaína de gran pureza.

El instructor del caso explicó en el juicio con todo detalle cómo se fraguó la entrega de la cocaína en Pontevedra, una
vez que fue decomisada en aguas del Caribe. «Una funcionaria (de la Policía Nacional) fue a a Miami a recoger la sustancia estupefaciente. Ella adjuntó las notas realizadas por los estadounidenses. Guardacostas entregaron 19 bultos con un peso aproximado de 600 kilos. En la nave de la DEA se abrieron, encontrando 549 paquetes en el interior. Se nos dice que van a detraer diez de esos paquetes para el procedimiento en Estados Unidos y nos solicitan a nosotros la entrega controlada de 539 paquetes». La DEA de Miami entregó la droga a la oficina de la DEA de España y ella a la Policía Nacional. «Van repartidos en 27 cajas. Se meten en soporte de cargo y vienen a España vía Iberia. Una vez llegan a España los recojo yo en el aeropuerto y se recuenta una vez en base, en Canillas», añadió el inspector.

La droga, en Pontevedra / Narcodiario

«Para entregar la sustancia pedimos la intervención de los agentes encubiertos. En las reuniones que Jorge había mantenido en Colombia se les había dicho que la droga se entregaría en el Caribe y saldría una embarcación cerca de costas gallegas para la introducción en tierra. Ese trasvase de mercancía se iba a producir entre el 5 y el 6 de noviembre». Al compás de estos datos, los agentes detectaron varias reuniones del productor ourensano con personas relacionadas con el tráfico de drogas en O Salnés en puntos tan característicos como la zona de Los Castaños, en Ribadumia. Tras las negociaciones entre los encubiertos y los miembros de la organización en España, se fijó el día y el lugar de la entrega y la Policía activó a sus mejores agentes para evitar riesgos. Así, en cuanto los narcos se hicieron cargo de los 539 paquetes, se produjeron las detenciones de las personas que están ahora siendo juzgadas. «Empezamos por Galicia. En la casa donde se produce el trasvase es detenido Jose Luis R.R.. Manuel M. en un céntrico hotel de Pontevedra, estaba coordinando la entrega. Jorge G. en Ribadumia», recordó el instructor. En Madrid caerían los enlaces colombianos de la organización.

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