El 30 de diciembre, una operación conjunta desarrollada por el Servicio de Vigilancia Aduanera de la Agencia Tributaria y la Guardia Civil sirvió para intervenir el último alijo de cocaína del año en España. Fue en el puerto de Barcelona, donde fueron intervenidos 1.120 kilos pertenecientes a distintas organizaciones. Un mes antes, a finales de noviembre, cayó un alijo similar en Panamá destinado al mismo puerto catalán.
Destacó el origen de la mercancía, México, y el ocultamiento, entre sacos de garbanzos. Los fardos, de unos 60 kilos cada uno, estaban colocados entre las legumbres. El método empleado era una vez más el gancho ciego, pues ni empresa exportadora ni importadora tenían, en principio, conocimiento de la operación.
La intención de los narcos era ‘rescatar’ el alijo en el puerto barcelonés, algo que ya no hicieron tras detectar la presencia de las autoridades en la terminal. El puerto catalán se ha convertido en un lugar estratégico para las mafias criminales de toda Europa en los últimos tiempos.
