Chupeta, el narco que enlazó al cártel de Cali con el de Sinaloa

Juan Carlos Ramírez Abadía ha sido liberado por Estados Unidos tras colaborar en el proceso contra El Chapo Guzmán / El histórico capo que se cambió su rostro para evadir a la Justicia había caído en Brasil en 2007
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La historia de alias Chupeta puede resumir la evolución del tráfico internacional de cocaína en Colombia. Juan Carlos Ramírez Abadía comenzó en el ilícito negocio con poco más de 20 años y en el seno del cártel de Cali, bajo el abrigo de los hermanos Gilberto y Miguel Rodríguez Orejuela. Sin embargo, siempre han dicho de él que rápidamente tuvo sus propias rutas y oficinas de cobro de la cocaína que enviaba, principalmente, hacia Estados Unidos. El pasado día 9 de diciembre, las autoridades de Estados Unidos le ponían en libertad como contraprestación, entre otras cuestiones, a los testimonios que sirvieron para incriminar a Joaquín Guzmán Loera, El Chapo. Habían acabado por trabajar juntos.

Chupeta, conocido igualmente por no dudar a la hora de emplear la violencia contra otros narcotraficantes que, de un modo un otro, se pusiesen en su camino, lideró el Cártel del Norte del Valle, para muchos la continuidad del Cártel de Cali tras la detención de los hermanos Orejuela a finales del siglo pasado. Sus negocios estaban principalmente destinados a clientes del Oeste de Estados Unidos (San Antonio o Los Ángeles), lo que, de forma irremediable, le llevó a contactar con los distintos cárteles mejicanos, especialmente el de Sinaloa, que, por sus contactos y acuerdos con el Gobierno de aquel entonces en su país, tenía el dominio del negocio hacia el Norte.

Sin embargo, poco a poco sus enemigos fueron creciendo, lo que le llevó a plantearse un centro operativo lejos de Cali. Se afincó en Sao Paulo (Brasil), un país que ya estaba emergiendo no solo como consumidor de la droga, sino también como gran exportador hacia Europa. Precisamente en Europa, y más concretamente en España, se le conocen intereses, con personas de su entorno más próximo afincadas en Madrid y, según las autoridades, colaborando con el blanqueo de capitales procedentes del narcotráfico.

Chupeta, tras ser extraditado / DEA

Su caída en Brasil no fue sencilla. Las operaciones de estética le sirvieron para modificar su aspecto y el cotejo de su voz resultó clave para confirmar su identidad. En 2023, tras reconocer múltiples delitos, no solo de drogas sino también de sangre, fue condenado a 20 años de prisión por un tribunal de Brooklyn. Menos de dos años después y tras una intensa colaboración con la Justicia de Estados Unidos, sale libre. Se piensa que sigue en la ciudad de Nueva York. Difícilmente volverá a Colombia, donde tendría un incontable número de enemigos. El anonimato será su forma de vida a partir de ahora.

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