El 24 de agosto, en el marco de una operación apoyada por el Centro de Análisis de Operaciones Marítimas sobre Narcotráfico (MAOC-N) con sede en Lisboa y realizada por la Policía Federal de Brasil se produjo la incautación de 114 kilos de cocaína, que estaban pegados al casco de un barco anclado en el Puerto de Santos, São Paulo.
La embarcación había salido de Argentina y se dirigía a España cuando fue inspeccionada. Para llegar a la droga, buzos del Comando de Operaciones Especiales contaron con la ayuda de un robot submarino, tecnología precisa para localizar esta clase de artefactos que llevan años sirviendo de escondite para la droga.
La costa brasileña, concretamente el Puerto de Santos, sigue siendo parte de una importante ruta de tráfico entre América del Sur y Europa.