A finales de junio, la Policía Nacional de Colombia intervino en el puerto de Buenaventura un cargamento de más de 200 kilos de cocaína destinados a España. La droga estaba colocada en un contenedor con sacos de azúcar, en mochilas, y se enviaría mediante el método del gancho ciego. Tres semanas después, ya en el puerto de Barcelona, la Guardia Civil anunciaba la incautación de cuatro toneladas dentro de otro cargamento de arroz, en este caso procedente de Paraguay. Varias personas fueron detenidas, incluidos los empresarios responsables de la recepción de una droga que estaba dentro de los propios sacos. Los puertos de Amberes, en Bélgica, y de Las Palmas de Gran Canaria, también han recibido alijos de este tipo dentro de la misma mercancía. Ahora, una vez más, el puerto de Barcelona se sitúa en el centro del escenario. Allí fueron incautados algo más de 1.500 kilos procedentes de Buenaventura y ocultos en la misma sustancia, azúcar.
La Comandancia de la Guardia Civil de Barcelona anunció el decomiso, pero no informó de detenciones, por lo que las pesquisas continúan abiertas para conocer la identidad de las personas que iban a recibir el cargamento. En concreto, se intervinieron 1.522 paquetes de un kilo cada uno, según informaron fuentes oficiales del Instituto Armado. Con este hallazgo se vuelve a poner de manifiesto la relevancia del puerto catalán para las redes del narcotráfico que se dedican a introducir cocaína desde Sudamérica hacia Europa.