En la mañana de este martes, 13 de agosto, la Guardia di Finanza de Palermo y personal de la Policía Federal brasileña lanzaron conjuntamente en Italia y Brasil una operación antimafia de gran envergadura, organizada por la fiscalía de Palermo y el Juzgado Federal de Rio Grande Do Norte. La autoridad judicial brasileña ordenó la detención del italiano Giuseppe Bruno, empresario originario de Bagheria (Palermo), que hacía tiempo que se había trasladado a Natal (Brasil), junto con la incautación de activos financieros por valor de 50 millones de euros, así como de bienes muebles e inmuebles atribuibles a 17 sujetos, todos bajo investigación, y a 12 empresas que operan en los sectores inmobiliario, de la construcción y de restauración. Serían testaferros al servicio de la Cosa Nostra, que estaría blanqueando dinero a gran escala en el país sudamericano.
Más de 100 financieros estuvieron sobre el terreno, algunos de los cuales estuvieron en Natal en los últimos días, para poder apoyar a sus colegas brasileños en las actividades in situ. Los delitos que se investigan son colaboración externa en una asociación mafiosa, extorsión, blanqueo de dinero y autoblanqueo, transferencia fraudulenta de valores, todo ello agravado por el objetivo de haber facilitado la salida de los fondos de importantes familias mafiosas.
La operación de la mañana de este martes culmina una compleja actividad de investigación, iniciada por la Dirección Antimafia del distrito de Palermo con el objetivo de arrojar luz sobre posibles intereses de los principales exponentes de la Cosa Nostra de Palermo en las estructuras corporativas en Italia y en el extranjero (en particular en Brasil).
Las investigaciones llevadas a cabo han revelado rastros de importantes inversiones de capital mafioso en iniciativas empresariales y en empresas de derecho brasileño, todo ello hábilmente protegido mediante el uso de testaferros y la interposición de empresas fantasma. Según las reconstrucciones de la investigación, el dinero habría llegado a su destino a través de sofisticados mecanismos de lavado de dinero, basados, entre otras cosas, en el uso de múltiples cuentas de tránsito abiertas en instituciones financieras, principalmente en el extranjero.
En la cima de este sistema estaría Giuseppe Calvaruso, uno de los ‘hombres de honor’ más autorizados de Palermo, regente del distrito mafioso de Pagliarelli desde 2018 (hasta su detención en abril de 2021), que desde 2000 habría firmado una alianza comercial con el mencionado Giuseppe Bruno.
La asociación criminal, después de haber creado algunas iniciativas empresariales lucrativas en el territorio nacional italiano (entre ellas un conocido centro turístico en la provincia de Trapani) a partir de 2016, habría desplazado el centro de gravedad de sus intereses principalmente a Brasil, pudiendo contar allí, en una fase inicial, con el apoyo de otro empresario romano, posteriormente detenido en 2019 por las autoridades brasileñas por ser considerado el instigador de un asesinato ocurrido 5 años antes en Natal.
Precisamente a este último, el ‘hombre de honor’ de Palermo habría pagado, personalmente, enormes cantidades de capital provenientes directamente de las arcas de la Cosa Nostra (unos 830.000 euros, que se habría entregado en efectivo en dos tramos, entre 2016 y 2017), gracias al cual la organización habría pasado a formar parte, como socio oculto, de numerosas empresas ya presentes en el país.
A partir de 2019, Calvaruso se trasladaría a Natal, uniéndose a Bruno, que ya había llegado al país en 2016, para poder seguir directamente in situ el desarrollo de iniciativas empresariales muy importantes, sin dejar de gestionar la criminalidad en Palermo. Entre las operaciones más significativas, algunas operaciones en el sector de la restauración y, sobre todo, el lanzamiento, a través de las empresas del grupo, de un plan para desarrollar amplias zonas de construcción cerca de la costa noreste de Brasil. Un proyecto que se suma a numerosas otras transacciones en el ámbito inmobiliario, capaz de garantizar beneficios excepcionales.
Precisamente ante estas perspectivas, según una estimación preliminar, el valor patrimonial global asumido en el tiempo por todas las empresas en la órbita de la asociación criminal podría cuantificarse en más de 500 millones de euros.
