La historia del buque ‘portaganados’ Bader III es de por sí extraña. En 2022, cuando lucía bandera panameña, fue abandonado a su suerte en Puerto Cabello (Venezuela), con una tripulación con salarios pendientes. Poco tiempo después cambió de manos, obtuvo una nacionalidad aparentemente de conveniencia (Palau) y volvió a surcar los mares transportando vacas vivas. Sus rutas enlazaban Sudamérica con Europa y Dubái, tocando puntos calientes para el tráfico internacional de cocaína como Cartagena de Indias, en América Latina, y las Islas Canarias, en España, y alcanzando dos lugares con un peso específico cada vez mayor en el lucrativo negocio: Turquía y Dubái.
En este momento, el 11 de julio de 2024, la embarcación, de 206 metros de eslora, navega rumbo Norte, hacia el interior del Mediterráneo. En su última escala en Las Palmas, hace apenas 48 horas, el buque fue retenido. La Brigada Central de Estupefacientes de la Udyco Central señala que se trata de la nodriza que estaría transportando cocaína para la organización criminal presuntamente liderada por alias ‘El Bola’ desde su lujosa residencia de Lisboa, una red que tenía a sueldo a pilotos de planeadoras de Galicia, al menos a cuatro, para realizar la parte del trabajo en la que son los mejores del mundo: la recogida de los alijos en narcolanchas.
Lo ocurrido en las últimas horas en Canarias, con 45 personas detenidas, es la segunda fase de la operación Grajuela, uno de los mayores golpes policiales al tráfico de drogas (no solo cocaína, sino también hachís) operativo en el Atlántico, con principales bases en la franja atlántica del continente europeo y tutelado por el juzgado de Sanlúcar de Barrameda, uno de los lugares con mayor presencia delictiva a lo largo de los últimos meses.
El ‘Bader III’ no es el primer buque ‘portaganados’ en el ojo del huracán policial por su presunta relación con el transporte de cocaína. Otros tres han sido registrados, uno de ellos con éxito. Precisamente fue en el puerto de Las Palmas, el mismo escenario que ahora, donde la propia Policía Nacional conseguía localizar unos 4.500 kilos en 150 fardos en el buque Orión V. Ocurrió en enero de 2023 en una embarcación que, con otro nombre (Spiridon) había sido registrada en 2020 con idéntica sospecha, sin suerte. La Udyco vinculó la droga a la organización de Juan Carlos Santórum en sus fuentes oficiales, pero por el momento no se han podido acreditar fehacientemente tales nexos. Su rastreo fue durísimo, pues los narcos habían ocultado la sustancia debajo de los espacios en los que comen los animales, pero la droga apareció.
El registro habría supuesto un colosal despliegue de medios y, suponiendo que transportase más cocaína, el delito ya estaba acreditado. Por ello, los 45 tripulantes, la mayor parte originarios de países asiáticos y oceánicos como Pakistán, Filipinas e Indonesia, fueron detenidos y convenientemente fichados antes de continuar con su ruta. En todo caso se trataría de simples mulas’ al servicio de una cooperativa del crimen organizado con bases en Colombia, en España, en Turquía y en Dubái, con presencia muy relevante del cártel de Los Balcanes, los dueños de la mercancía. Eso motivó que uno de los garantes del alijo que acabó en la orilla de la playa onubense de Matalascañas se enfrentase a puñalada limpia contra los gallegos, mucho más expertos en la materia. El serbio acabó cayendo por la borda junto a la droga y fue detenido y los gallegos pudieron huir (solo provisionalmente) aprovechando que habían reducido mucho el lastre de su planeadora, ya sin el balcánico ni los fardos de cocaína.
Como telón de fondo de esta investigación aparece, además, un ciudadano sudamericano que actualmente está en búsqueda y captura. Se trata del ciudadano colombiano que se desplazó a Galicia para controlar la llegada e la cocaína del semisumergible Poseidón en marzo de 2023. La Policía le relaciona con esta misma organización tras haberle detectado en el Sur de España gestionando la llegada de otro sumergible, en ese caso con 6.000 kilos más, ligado a la red desmantelada en la operación Grajuela.