La organización narcocriminal dedicada al envío de grandes cantidades de cocaína en veleros a través del Atlántico disponía de multitud de opciones para hacer llegar la droga desde Sudamérica a Europa, casi siempre a través de España. La gran ruta partía normalmente desde las Islas Canarias -en ocasiones desde Cabo Verde, aún más al Sur-. Para cerrar los acuerdos sin dejar rastro, los financiadores de las operaciones empleaban nombres de pila para los barcos, lo que servía para dificultar su rastreo, y algo más novedoso aún: usaban nombres de pilotos de Fórmula 1 para los hombres que se ponían a los mandos de las embarcaciones. Ejemplos de ello serían el velero ‘Ana’, cuya representación gráfica se aprecia en el presente reportaje, y el piloto ‘Damon Hill‘, llamado igual que el histórico campeón británico.
Una vez que recorrían el Atlántico y cargaban la droga, bien al Norte de Sudamérica, bien en el mismo mar Caribe, los narcos tenían la capacidad suficiente como para entregar la misma a lanchas rápidas, probablemente con pilotos gallegos, para su introducción en Europa, bien por la Península Ibérica, bien usando África Occidental como puente. Lo cierto es que la droga llegaba y los veleros regresaban ya vacíos, sin infundir sospechas. Suerte que, con el apoyo de la Police Nationale y la Douane de Francia y el respaldo de la Armada, pudo interceptarse uno de los veleros aún en aguas próximas a Sudamérica con 1,5 toneladas, el único alijo que pudo atribuirse a la gran organización.
Como anécdotas de interés en el marco de la llamada operación Mentor, cabe destacar la presencia de narcotraficantes noruegos. Uno de ellos, según pudo saber Narcodiario, dispuso en una ocasión de una avioneta, al parecer robada, que utilizó para sobrevolar el ayuntamiento de Oslo y así mostrar su poder. También se pudieron rescatar imágenes de lo más curioso, como la que ilustra al presente artículo, en la que los narcos empleaban billetes de hasta 100 euros para forrar, literalmente, todo el inodoro de uno de los veleros cuando surcaban el Atlántico en una de sus operaciones.
La operación de la Policía, que contó con el apoyo de la DEA, la NCA y el MAOC-N, entre otros organismos internacionales, continúa abierta. La dificultad para acreditar los hechos es máxima. De hecho, los narcos consiguieron introducir numerosos alijos antes de perder el primero y caer detenidos. Algunos han conseguido huir.