Los narcos vuelven a acercarse a costas gallegas con un semisumergible con cocaína

Un avión de la Armada de Francia y medios aéreos de Vigilancia Aduanera avistaron el narcosubmarino / Pasó cerca del canal de los mercantes, en la zona del Cantábrico / Se cree que pudo haber descargado la droga antes de ser detectado
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Después de algunos unos meses en los que las fuerzas de seguridad españolas parecían haber tomado la delantera a los narcos interviniendo grandes alijos (basta con pensar en los 7.500 kilos de cocaína intervenidos en el contenedor que entró en Galicia por el puerto de Vigo en diciembre pasado), las organizaciones criminales le han dado la vuelta a la tortilla. Así, y cuando los precios del kilo de droga colombiana se había normalizado en valores próximos a los 30.000 euros, la Policía Nacional, la Guardia Civil y Vigilancia Aduanera, que siguen haciendo frente a la entrada de alijos con las armas de las que disponen, no han podido frenar la entrada de otro semisumergible.

El aparato naval de perfil bajo (LPV, por sus siglas en inglés), “un sistema muy seguro para ellos”, según explicó en su día Antonio Duarte, jefe de la Udyco Central, fue detectado cerca de costas gallegas por un avión de la Armada de Francia, cuyo Gobierno ha dado órdenes expresas de redoblar el control de las rutas marítimas del narcotráfico (y ha puesto medios), y por el Servicio de Vigilancia Aduanera. Sin embargo, una vez más, la capacidad del narcosubmarino para no ser descubierto se impuso a las tentativas de las autoridades de ambos países, que, sin embargo, mantienen la investigación abierta sobre lo sucedido.

Sí se sabe que  las organizaciones de narcotransportistas que tienen sus principales bases en las Rías Baixas mantuvieron sus narcolanchas en el interior de las naves o los galpones en las que las esconden (su mera tenencia es un delito de contrabando), conscientes de que el semisumergible había sido detectado y que la presencia policial les llevaría a una detención casi segura si efectuaban cualquier maniobra sospechosa.

Mandos de un semisumergible / Armada de Colombia

Así, y a diferencia de lo que sucedió cuando el narcosubmarino Poseidón se hallaba cerca de las costas, a cuyo encuentro salieron dos organizaciones distintas desde la ría de Arousa (cuyos presuntos responsables fueron detenidos en fechas recientes), en este caso, que se sepa, nadie se atrevió a acercarse al aparato, localizado ya en el Mar Cantábrico.

Fuentes próximas a la investigación relacionaron la llegada del velero Le Dahu con el narcosubmarino que no pudo ser localizado en el Cantábrico, pero esa hipótesis quedó descartada. La citada embarcación habría trazado una singladura similar y en fechas muy cercanas en el tiempo, aunque con distinto final: en ese caso, las autoridades francesas sí consiguieron llegar a él, lo que propició que uno de los tripulantes, de nacionalidad española (originario del País Vasco), decidiese plantarle fuego a la embarcación con la intención de borrar pruebas.

En aquel operativo que adelantó Narcodiario en su día lograron intervenirse 19 fardos con un peso aproximado de 400 kilos de cocaína y se detuvieron a los dos tripulantes, siendo el peor parado el español, que sufrió quemaduras al prender la embarcación. En ambas investigaciones, además de las fuerzas de seguridad españolas (tanto Guardia Civil como Policía Nacional y Vigilancia Aduanera) y las de Francia (la Armada, la Aduana y la DNRED, junto a la Ofast de la Police Nationale), participó el Centro de Análisis y Operaciones Marítimas de Narcotráfico (MAOC-N) con sede en Lisboa, y que aglutina a autoridades de los ocho países de la UE con un mayor problema con la entrada de droga en sus territorios, además de Reino Unido y Estados Unidos, a través de sus agencias NCA y DEA, respectivamente. La colaboración internacional es el único camino para poder intervenir en esta clase de acciones criminales.

Cocaína en el interior de un semisumergible / Armada de Colombia

Sobre el destino del semisumergible, se desconoce. No se descarta que siga en altamar a la espera de la salida de embarcaciones menores para la recogida de la cocaína, pues esta clase de aparatos tienen una gran autonomía, dotados de motores diésel muy fiables y eficientes en su interior. Sin embargo, lo más probable es que haya conseguido su objetivo de descargar y, como ocurre en estos casos, haya sido enviado al fondo del mar para borrar cualquier huella. Los datos que manejan las autoridades apuntan a que pudo hacerlo en algún punto del citado Mar Cantábrico.

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