Ocurrió en la localidad de Adra (Almería), al Sureste de España. Es una de las zonas típicas de entrada y salida de embarcaciones, tanto para apoyo logístico de combustible y víveres (actividad conocida como ‘petaqueo’) como para los mismos desembarcos de droga, principalmente hachís. Una patrulla de la Guardia Civil dio el alto a un camión conducido por un joven con antecedentes por delitos relacionados con el contrabando de sustancias. Lo hizo al constatar que llevaba un gran cargamento de combustible para narcolanchas.
En efecto, en el remolque del camión se hallaron 150 garrafas con 3.000 litros de combustible sin ningún etiquetado ni trazabilidad posible, destinadas al abastecimiento del tráfico de drogas. Sin embargo, y pese a lo flagrante de lo sucedido, el combustible intervenido tuvo que dejarse en depósito en manos del propio presunto contrabandista, pues el Instituto Armado carecía de medios para hacerse con él de forma adecuada. Lógicamente, esos bidones serán utilizados para las narcolanchas, y eso será así mientras el Código Penal no adapte su articulado a esta nueva actividad delictiva que crece en el Sur de España.