El crimen organizado cruza toda clase de líneas rojas, como se ha visto recientemente en Barbate (Cádiz, España) con el asesinato de dos guardias civiles, en todas partes del mundo. Sin embargo, México sigue al frente de la violencia más extrema. El episodio más reciente tuvo lugar en Pátzcuaro (Michoacán), donde sicarios de identidad desconocida tirotearon y decapitaron a la comisaria de la región, Cristal García Hurtado, y a los dos agentes que ejercían su escolta, Itzel Madero Larrea y David de Jesús Espinoza Valdés.
Todos ellos formaban parte de la Guardia Civil de la citada región y fueron objeto de una emboscada que nadie se ha atribuido por el momento pero que, por el modus operandi, debe apuntarse a un grupo de sicarios al servicio de los cárteles del narcotráfico que operan en la zona y que hace escasas fechas asesinaron a otro agente de la ley en la misma zona.
El suceso tuvo lugar en la noche del domingo, y concluyó con la quema de la camioneta-patrulla en la que se desplazaban los fallecidos, que apareció en llamas junto a los cuerpos. La Fiscalía General de la República avanza ya en las pesquisas para esclarecer el triple asesinato en una zona del país, al Oeste, que ya ha registrado 400 homicidios en lo que va de 2024. Los Cárteles Unidos, Los Caballeros Templarios y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) luchan por el control del negocio en esa zona.