Una operación conjunta del Cuerpo Nacional de Policía, el Servicio de Vigilancia Aduanera de la Agencia Tributaria y la Guardia Civil ha desembocado en una nueva detención de una embarcación con cocaína en el Atlántico, en aguas al Este de las Islas Canarias. Medios de los tres cuerpos citados interceptaron un velero tripulado por un solo traficante, de origen portugués, que transportaba unos 200 kilos de cocaína en ocho fardos. Todas las hipótesis apuntan a que una embarcación nodriza descargó un gran alijo lejos del alcance de las autoridades, que solo pudieron intervenir la comisión de la organización transportista, en manos del citado ciudadano portugués.
La llegada del alijo procedente de América Latina no pudo ser frenada en esta ocasión a pesar del gran despliegue de los medios españoles, pues los traficantes consiguieron realizar el trasvase de la droga en un punto muy alejado. La gran capacidad del buque Petrel de Vigilancia Aduanera sirvió para llegar hasta una de las embarcaciones de la red criminal que, sin embargo, resultó ser la de la persona que se habría quedado con la comisión en forma de cocaína que le corresponde a la organización encargada de hacer llegar el cargamento a tierra. Sus socios, en una embarcación cuyo rumbo no se pudo seguir, habrían conseguido desembarcar el grueso del alijo.
El velero, llamado Ashasio, de bandera venezolana, llevaba tiempo en el radar de las autoridades, si bien no aparece en los sistemas oficiales de geolocalización marítima desde hace meses, señal inequívoca de que iba a ser empleado para actividades clandestinas. En mal estado, en la jornada de este jueves es dudoso que pueda alcanzar el puerto de Vigo (Pontevedra, Galicia) destino previsto para trasladar al detenido y la cocaína. Lo más probable era el hundimiento de la embarcación.
