Ecuador, que de nuevo se halla en Estado de excepción ante la imparable pujanza del crimen organizado que crece alrededor del tráfico de cocaína, registró en las últimas horas varios sucesos que convierten al país no en el Medellín del siglo XXI, sino en algo incluso peor. De poco ha servido la operación que desarticuló la presunta mafia intrincada en el Estado que se saldó con 30 detenciones, entre ellas la del jefe del Poder Judicial y del exdirector Antinarcóticos. Más bien al contrario. Las redes delictivas han aumentado sus niveles violentos, y lo visto en las últimas horas así lo acredita.
El nuevo presidente de Ecuador, Daniel Noboa, declaró el estado de excepción de dos meses de duración que incluye toque de queda tras la fuga de prisión de Adolfo Macías, alias Fito, líder de Los Choneros, una de las redes criminales más importantes del país, con base en Manabí y vínculos directos con distintas organizaciones internacionales para el tráfico de cocaína. Esa fuga, que coincidió cuando iba a ser trasladado desde Guyaquil, prisión dominada por el crimen, a otra de máxima seguridad. Miles de policías le buscan, por ahora, sin éxito.
Mientras, la seguridad ciudadana brilla por su ausencia y las acciones como el asalto al canal TC, en el que los propios asaltantes, con pasamontañas y muy armados, exigían la retirada de los policías nacionales en directo, se repiten sin control.
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