La Mocro Maffia nació hace más de una década en torno a seguidores radicales del mundo del fútbol en los Países Bajos y con un líder indiscutible al frente: Ridouan Taghi. Hijo de un conocido traficante de hachís, tomó rutas y tácticas de su padre para crear una organización con un único objetivo, dominar el tráfico de cocaína en Europa. Para ello tomó dos caminos que desembocaron en las dos grandes ramas de la red criminal que en 2023 sigue dirigiendo desde prisión. Por una parte, tenía que controlar los grandes puertos de continente, Róterdam y Amberes. Sabía que la mayor parte de los cargamentos de droga procedentes de Sudamérica llegaban por ambas dársenas, por lo que lo apostó todo para tomar su control. “Se infiltraron, pagaron a los trabajadores, y a los que no admitían sus sobornos les amenazaban, a ellos y a sus familias. Y las amenazas de la Mocro Maffia hay que tomárselas muy en serio”. Así lo admite el jefe del grupo II de Crimen Organizado de la Udyco Central, máximo responsable de la lucha contra esta organización en España y que prefiere mantener su identidad protegida por motivos de seguridad. Ha detenido personalmente a alias Tata, el número 2 de un sindicato delictivo que, para muchos, se ha convertido en el más fuerte y peligroso de Occidente.
El inspector español, que trabaja todos los días al lado de la policía de Holanda y en coordinación con socios sudamericanos y con la DEA, señala que “la amenaza de la Mocro Maffia hay que tomársela muy en serio. Controlan físicamente los puertos y la operativa para ellos es muy sencilla. Para recibir la mercancía, además, envían a gente de esos barrios que le deben lealtad y le temen. Si te enteras de un cargamento detendrás a la persona que toque el cargamento, pero llegar hasta ellos es muy difícil”. Destaca, además, el alto nivel de la rama narcotraficante de la organización. “Utilizan comunicaciones encriptadas. La gente del núcleo de Taghi es muy profesional e inteligente, muy preparada”.
El inspector de la Udyco Central de la Policía Nacional española divide a la organización compuesta por personas de origen marroquí y doble nacionalidad holandesa en dos ramas bien diferenciadas. “La organización de Taghi tiene dos áreas muy separadas entre sí. Una rama se dedica al tráfico de drogas y al blanqueo de capitales, mientras que la otra se dedica a delitos muy violentos, amenazas, asesinatos, sicariato y tráfico de armas”. Claramente diferenciadas entre sí y sin relación entre ellas, para evitar errores que en el negocio de la droga se pagan muy caros. “En la primera de las áreas, la cabeza está compuesta por la familia y el núcleo duro del propio Taghi. Yo mismo he detenido en España por blanqueo de capitales en Marbella, en la Costa del Sol, a la persona que era el número dos para el tráfico de cocaína. Trabajaba para otra personas que vivía en Costa Rica, desde donde contactaba con las organizaciones colombianas y mexicanas para nutrir a Europa de cocaína. Se le conoce como Tata”, recuerda el policía. En cuanto a la segunda rama de la Mocro Maffia, la de los delitos violentos, “la gente de Taghi está al margen. Lo que hacen es contactar con personas con pocos recursos en barrios marginales, sin educación, y que tienen a Taghi como a un referente. Sin formación ni tácticas militares y muy jóvenes, son contratados por muy poco dinero para asesinar, amenazar o secuestrar”.
Y precisamente esa violencia es uno de los sellos de identidad de la Mocro Maffia. “El nivel de violencia que llevan a cabo es lo más característico de esta organización respecto a otras, algo que les da réditos, pero solo a corto plazo. Si no hubiesen tenido este nivel de violencia, sus líderes probablemente no estarían en prisión. Si Ridouan Taghi no hubiese ordenado matar a Peter R. de Vries, Dubái jamás le habría extraditado a Holanda. Lo hizo por el nivel de presión que tenía Dubái, por la violencia de la organización. Para ellos ha sido contraproducente, porque ahora tienen todo el foco sobre ellos y otras organizaciones, sin hacer tanto ruido ni llamar la atención, hacen el mismo trabajo sin que estemos encima de ellos”.
Sobre el nacimiento de la organización, el inspector de Crimen Organizado lo sitúa hace más de una década. “Esta organización ya controlaba los puertos de Róterdam y Amberes antes de 2013. Se inicia como una asociación juvenil de pandillas compuesta por inmigrantes asentados en Holanda y Bélgica, pero especialmente en Holanda, de segundas y terceras generaciones, de procedencia marroquí, pero ya holandeses. Sus comienzos están relacionados con el mundo del fútbol. El padre de Taghi ya se dedicaba al tráfico de hachís, y gracias a las rutas utilizadas por él y a sus contactos en Marruecos y en distintos países, Ridouan se benefició para erigirse en el dueño del tráfico de cocaína en Europa”. Y ese año 2013 fue especial, explica el policía, pues fue entonces cuando esa red narcocriminal saltó a las primeras planas por sus actividades violentas. “Se inició una guerra entre bandas tras una pérdida de un cargamento de cocaína en Amberes. Redes de origen marroquí se enfrentaron en Bélgica, primero, y en Holanda, después, con un nivel de violencia que no se había visto en Europa, más típico de organizaciones yihadistas. Estas personas se criaron en los mismos ámbitos que esos grupos y que los cárteles sudamericanos. Y como Taghi estaba fuera del radar, no se sabe con exactitud cuándo nació su organización. Sí se sabe que en 2013 se hizo famoso, él y su organización, en el estallido de lo que los holandeses llamaron Mocro War, y de ahí surgió Mocro Maffia, que realmente es un término periodístico”.
Hablando de Taghi, la Policía Nacional tiene claro que sigue organizando a la Mocro Maffia desde la cárcel. “Hoy en día la Mocro Maffia la sigue dirigiendo Taghi desde prisión. Por mucho que esté en la cárcel de por vida, él es una persona con un poder prácticamente ilimitado gracias a su dinero. No tiene nada que perder. Tiene amenazados al primer ministro y la princesa de Holanda, y sigue organizando a la Mocro Maffia desde prisión”.
El inspector de Crimen Organizado de la Udyco Central explica que las relaciones de la organización holandesa con redes criminales de todo el mundo son constantes, tanto en Europa como en América del Sur. Si se establecen aquí, en la Costa del Sol, en España, donde hace poco hemos desarticulado uno de sus entramados de blanqueo de capitales, podemos investigarles. Hemos podido acreditar su relación con los Kinahan a nivel de blanqueo, mucha relación. También con la Camorra italiana. Es vox populi que el hijo de Taghi tiene una relación sentimental con la hija de Raffaele Imperiale, el jefe de la Camorra. Sabemos que se relacionan, y mucho, con colombianos o mexicanos. Taghi, cuando huyó tras el asesinato de Peter R. de Vries, huyó a Dubái. Eso no es casualidad. Allí están asentadas muchas organizaciones criminales de nivel internacional porque se les permite mantener un nivel de vida que en Europa un criminal no podría demostrar, porque se sospecharía sobre el origen de todos esos recursos.
La Mocro Maffia, que según la Policía Nacional es en la actualidad la principal red de recepción y distribución de cocaína a nivel internacional, está asentada “en Holanda, Bélgica y el Norte de Europa, pero a su vez tiene relación con muchas organizaciones, tales como las de origen marroquí y argelino establecidas en Marsella, con la Camorra italiana, así como con la `Ndrangheta, grupos criminales en Turquía y Dubái, y en Sudamérica en Costa Rica, Colombia y México. Su trabajo es el de la recepción de los alijos y la posterior distribución”, concluye el inspector.
En cuanto a la implantación conocida en España, la Policía es cauta, pero revela que “está instalada, pero de forma limitada. Yo destacaría especialmente el blanqueo y las relaciones internacionales, más que el tráfico de drogas, si bien sí utilizan los puertos de Algeciras, por ejemplo, o Barcelona. Es cierto que algunos de sus miembros, sobre todo de la rama violenta, se han escondido en nuestro país, y les hemos detectado y detenido”. Ejemplo de ello es el arresto de uno de los autores de la muerte del periodista de Vries en Holanda, asesinato presuntamente ordenado por el mismo Ridouan Taghi.
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