La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Pontevedra dio este lunes carpetazo, a falta de los informes, al juicio por la última gran persecución entre bateas relacionada con el gran tráfico de cocaína en las Rías Baixas. Lo hizo con la declaración del principal acusado, el vilagarciano Carlos Silla, que negó cualquier relación con las cuatro toneladas de droga.
A preguntas de su propio letrado —se negó a contestar al fiscal—, dijo haber realizado una “prueba de mar” al velero Benirrás en la ría de Pontevedra junto al también acusado Antolín Fernández Pajuelo, al que aseguró no conocer, cuando fue interceptado por la Guardia Civil y remitido al puerto de Portonovo. Allí, según su testimonio, le habría dejado su DNI a su acompañante, que no lo llevaba consigo.
Todo ello no coincide con el testimonio del citado Fernández, que expuso que trabajaba para Silla y detalló que aquel día de diciembre acababan de entregar otro alijo procedente de Sudamérica en una travesía que efectuó junto al propio vilagarciano, y que ambos preparaban ya la siguiente, el alijo que acabó siendo incautado.
El narco también negó cualquier relación con el pendrive hallado en Madrid en la vivienda que entonces era de su novia, e indicó que la compartía con estudiantes. En definitiva, se desmarcó de cualquier implicación en los hechos que se juzgan. Lo mismo hicieron los dos ciudadanos peruanos que intervinieron después, que señalaron que se conocían de toda la vida pero que nada tienen que ver con el delito investigado. Uno de ellos, Jorge H.G., cumple condena junto a Silla en Portugal tras ser interceptado en otro velero, el G-SIRO, con 5,2 toneladas de droga sudamericana.
Para terminar, intervino el último de los gallegos que restaba por declarar, que aseguró que tiene un taller para arreglar distinta maquinaria pero que nunca haría un trabajo sabiendo que podría ser para el narcotráfico. La vista oral se reanudará este martes con las conclusiones definitivas de las partes y los informes.
En los anteriores días del juicio, que se suspendió hasta este lunes por la ausencia de los archivos digitales relacionados con el pendrive que las autoridades atribuyen a Carlos Silla, los instructores y el fiscal apuntalaron la acusación contra el citado Silla, al que atribuyen toda una red de narcoveleros para transportar cocaína a través del Atlántico.
