Efectivos de los Mossos d’Esquadra de la Generalitat de Cataluña se vieron obligados a defenderse del ataque de los presuntos miembros de un clan narcocriminal cuyas actividades ilícitas habían sido desarticuladas horas antes en El Prat de Llobregat, muy cerca de la ciudad de Barcelona. La redada tuvo lugar este miércoles en el citado enclave, a medio camino entre el aeropuerto y la capital catalana, y la respuesta de los narcos se produjo el viernes.
El trabajo de los efectivos policiales catalanes consistió en la desarticulación de hasta diez plantaciones de marihuana que se hallaban ocultas en el interior de un mismo edificio dominado por la organización investigada. Un gran despliegue de medios sirvió para ejecutar con éxito hasta 16 registros domiciliarios en el citado inmueble. En el marco del mismo fueron detenidas cinco personas e investigadas dos más, todas ellas por delitos contra la Salud Pública y de defraudación del fluido eléctrico, pues empleaban el suministro de forma ilícita para abastecer los elevadísimos consumos que generaban los cultivos de droga. Efectivos antidisturbios y el apoyo aéreo (helicópteros y drones) fueron necesarios para una actuación que se saldó con la incautación de unas 2.000 plantas.
Distintas fuentes explicaron que los agresores, en respuesta al operativo, se organizaron este viernes para llevar a cabo varias acciones de represalias que incluyeron quema de contenedores en las inmediaciones de la sede policial, hostigamiento a distintos vehículos, también de la Policía Local, y lanzamientos de objetos contundentes contra la comisaría de los Mossos, tales como piedras y adoquines, todo ello en un barrio de San Cosme que, por momentos, pareció una zona de guerra. Varias decenas de personas cercanas al clan criminal que fue objeto de investigación se concertaron para una suerte de venganza que esas mismas personas ya habían escenificado tres años antes, después del anterior golpe policial de la policía catalana a ese mismo foco de tráfico de drogas que regentan.
La potentísima industria de la marihuana que se desarrolla en Cataluña, con mafias autóctonas y también extranjeras al frente de un negocio muy lucrativo, provoca problemas de orden público y seguridad ciudadana que cada vez se recrudecen más y que, como en este caso, ponen en peligro no solo a los propios agentes, sino a residentes en la zona en la que se producen los hechos, que sufren la presencia de estos clanes en su día a día e incluso pueden verse afectados por episodios como el de este viernes en el que, por ejemplo, un taxi y un autobús se vieron afectados, dado que los Bomberos, que acudieron para apagar los incendios provocados, hicieron lo que pudieron, pues tuvieron que ser protegidos de los agresores por los propios Mossos.
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