Han tenido que pasar más de 17 años desde la primera señal clara de que los narcotraficantes pretendían introducir la cocaína en Galicia a ras (o por debajo) de la superficie marina para tomar cartas en el asunto de una forma decidida. Fue a raíz de la interceptación del narcosubmarino de Aldán (Pontevedra, España) cuando, con el impulso de Vigilancia Aduanera, comenzaron a gestarse proyectos a nivel europeo para la detección de unas embarcaciones que llevaban más de una década transportando grandes alijos de cocaína hasta el alcance de las planeadoras de los clanes de las Rías Baixas gallegas. Ahora, con el hallazgo del Poseidón, ‘hermano mayor’ del citado batiscafo de Aldán y que, además, logró su objetivo de colocar el cargamento de droga en Galicia, la Unión Europea adelanta avances en nuevas técnicas para intentar hacer algo que Estados Unidos consigue desde hace tiempo en Centroamérica: detectar el movimiento de los narcosubmarinos para incautarlos con la cocaína y detener a sus tripulantes.
Sobre esta «vía bajo el agua», la alto mando de Aduanas señala que «hay que tratarla con otra perspectiva y estoy segura que todavía nos faltan puntos por analizar y estudiar clarificadores». Vigilancia Aduanera, a través del área de operaciones aeronavales y el grupo de expertos técnicos en navegación está «muy inmersa en varios proyectos europeos con multinacionales privadas y organismos policiales y aduaneros, diseñando nuevas tecnologías que permitan la detección temprana de estos semisumergibles, proyectos que van a emplear inteligencia artificial». Rebollo repite que «nos interesa detectar lo que no se ve y no transmite. Y avanzamos también en el campo tecnológico satelital, que integra captación de comunicaciones en su rango de acción y el procesamiento inteligente automatizado». Vigilancia Aduanera espera que todo este trabajo comience a dar sus frutos en el corto plazo.
Las últimas noticias, con el alijo frustrado en Portugal y el fallecimiento en la descarga de un narco al servicio de un clan gallego, señalan que los traficantes están buscando salida ante la gran presencia policial en las Rías Baixas. Al respecto, la jefa del Servicio Aeronaval explica que «Galicia es puntera en la implementación de medidas operativas para combatir el crimen organizado, lo que obliga a desplazar logística a las organizaciones fuera de su región, y las mafias buscan zonas que sean cercanas al lugar donde se encuentran afincadas. Esta presión ha trasladado la construcción de embarcaciones de alta velocidad para realizar las descargas hacia Portugal y ha polarizado la entrada de mercancía ilícita hacia distintos puntos, siendo Galicia alternativa sencundaria de apoyo en caso de que algo salga mal. Las dos zonas más cercanas son el Norte de Portugal y la costa asturiana, que muy posiblemente cobrarán protagonismo en los próximos años». La menor vigilancia y experiencia por parte de las fuerzas de seguridad en esos puntos próximos a las costas gallegas son caramelos que ya saborean los narcos en la actualidad.
A modo de conclusión, la funcionaria gallega, que también dirige el Centro de Coordinación Operativa de Vigilancia Aduanera, señala que «hay una situación a nivel mundial que es muy complicada, y la sensación que tengo es que mantenemos la balanza equilibrada porque optimizamos recursos y trabajamos en coordinación con otros cuerpos e instituciones». Rebollo apunta que, pese al momento de auge del crimen organizado a nivel internacional con el transporte de cocaína como punta de lanza y el consiguiente aumento en tráficos ilícitos, «Galicia continúa a la cabeza en vigilancia y control de la situación». Los narcosubmarinos son muy mediáticos, pero los narcos gallegos trabajan más fuera que en casa.