No hay más que ver el lugar de la última gran descarga de cocaína frustrada, al menos en parte, por las autoridades, a cargo de una organización gallega, para comprender que las cosas no les van muy bien últimamente en las Rías Baixas. Uno de los miembros de la red narcocriminal falleció en la playa de Peniche, a medio camino entre Lisboa y Nazaré, tras caer de la lancha y ser arrollado por sus hélices. Decidieron operar 500 kilómetros al Sur de su zona de confort.
Cierto es que los ‘malos’ han logrado éxitos muy notorios, no solo el narcosubmarino Poseidón, sino varias entradas de droga más por las provincias de Pontevedra y A Coruña (España), pero el intenso trabajo de la Policía Nacional, la Guardia Civil y el Servicio de Vigilancia Aduanera en el territorio (con el apoyo de las policías locales) les ha dañado, y mucho. 2022 y 2023 han marcado récords históricos de decomisos a todos los niveles, con operativos en altamar de toneladas de cocaína, pero también con redadas en tierra tras grandes descargas de hachís e incluso con golpes certeros a la Mafia Albanesa de la marihuana, que, en alianza con gallegos, estaba detrás de los mayores cultivos de esa planta detectados en la historia de Pontevedra.
La operación más importante se desarrolló hace apenas un par de semanas, con la caída del mayor laboratorio de producción de cocaína de Europa a partir de pasta base en Cerdedo-Cotobade (Pontevedra). 18 detenidos, la mayoría extranjeros, y una estructura criminal desmantelada cuyos detalles íntegros trascenderán en breve plazo. El operativo corrió a cargo de los Greco de la Policía Nacional, que también culminó, por ejemplo, la operación Medellín, con la caída de lancheros gallegos, de miembros de la Mocro Maffia e incluso del llamado Pablo Escobar sueco, y formó parte de varios grandes decomisos de veleros y mercantes en la Ruta Atlántica africana. Precisamente en esa zona se desarrolló la operación Sugar Brown. Fue la Guardia Civil la que, con apoyo de la DEA, intervino más de tres toneladas de droga sudamericana con probable destino a Galicia.
El Instituto Armado lideró, con apoyo del resto de cuerpos, varias investigaciones contra la fabricación de narcolanchas que se usan para el tráfico de hachís en el Sur de España. Decenas de detenidos y de embarcaciones incautadas es el saldo de un trabajo desarrollado en coordinación con Portugal que dañó gravemente la logística de las organizaciones. Precisamente una de estas organizaciones con base en la ría de Arousa fue desmantelada por la Policía, con 27 detenidos al servicio presuntamente de José Ramón Dorgambide. Tenían capacidad para realizar sus propios viajes a Marruecos y regresar con toneladas de hachís desde sus bases en Andalucía.
Más recientemente, Vigilancia Aduanera ha intervenido en varios contenedores que llegaron al puerto de Vigo con cocaína. Se presume que forman parte de otra ruta abierta desde Sudamérica.
Las operaciones más notorias en cuanto cocaína incautada y objetivos de alto valor detenidos fueron ejecutadas a cargo del Greco Galicia de la Policía Nacional, si bien también fueron destacables las del ECO de la Guardia Civil (la Sugar Brown y, anteriormente, la Turia) y las del EDOA del Instituto Armado. A ellas hay que añadir el trabajo de las Udyco
locales, en especial el de la Comisaría de Pontevedra, cuyo grupo I operó con gran efectividad contra el tráfico de drogas a mediana escala mientras que el grupo II conseguía importantes hitos, tales como el hallazgo de la mayor plantación de marihuana de la historia de la ciudad en Mourente, la incautación en Sur de España de 3,6 toneladas de hachís en un operativo conjunto con el EDOA o de más de 230 kilos de cocaína que los agentes gallegos intervinieron en Málaga. La Udyco de la Policía Nacional, que acaba de presentar la semana pasada un nuevo alijo de heroína, destaca por su trabajo en conjunto con la Guardia Civil.
Mientras, la coordinación entre la Udyco Central y Vigilancia Aduanera está detrás de la mayor parte de los grandes alijos de cocaína en el Atlántico.