El narcosubmarino de Arousa es solo la punta del iceberg

Las autoridades señalan que al menos tres grandes alijos de cocaína han entrado en Galicia en las últimas semanas / La necesidad de medios para frenar esta avalancha en el Noroeste de España es inmediata / La vía marítima ha regresado con más fuerza que nunca
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La cocaína nunca fue tan barata en Galicia. Ni siquiera a finales del siglo pasado y comienzos del presente, cuando las autoridades incautaban cantidades nunca vistas hasta entonces con los pinchazos telefónicos como elemento diferencial. Más de dos décadas más tarde, en la era de las nuevas tecnologías en la que los narcotraficantes se sienten más cómodos que nunca, el Noroeste de España ha vuelto al centro del tablero como lugar estratégico ya no solo para la entrada de la droga blanca sudamericana, que ha regresado con fuerza inusitada, sino como punto de referencia para las grandes organizaciones internacionales. Los dueños de la cocaína confían en los gallegos no solo para introducir su mercancía ilícita por las Rías Baixas, al Noroeste de España, sino también para gestionar transportes a través de África Occidental e incluso para la recepción de contenedores con ingentes cantidades que pueden entrar por la provincia de Pontevedra, pero también por puertos de todo el continente.

Las últimas semanas han sido frenéticas para los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado que operan en Galicia. La National Crime Agency (NCA) de Reino Unido, la Drug Enforcement Administration (DEA) de Estados Unidos y la Fiscalía de Colombia llevan varios meses aportando información sobre partidas de grandes cargamentos de droga con probable destino en las Rías Baixas, o al menos con vinculación directa con los narcotransportistas gallegos. Fuentes de toda solvencia apuntan a que el gran alijo, calculado en unas seis toneladas, que fue introducido por el narcosubmarino ‘Poseidón’ que estos días es analizado con lupa por la Policía y la Guardia Civil en Vilagarcía es solo la punta de un gran iceberg de cargamentos.

El ‘Poseidón’ / Narcodiario

Al menos tres transportes de droga de notoria importancia han ‘coronado’, como dicen los narcotraficantes en su propia jerga, en fechas muy recientes. Y la prueba de ello, más allá de la Inteligencia de la que disponen los efectivos antidroga, es el precio de mercado del kilo de cocaína vendido a gran escala, que ha descendido desde los 30.000 euros a los que se pagaba hace apenas un año hasta los 22.000 por los que se puede adquirir en el momento actual, dado el excedente existente.

En este escenario, la Oficina de Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito (Unodc, por sus siglas en inglés), ha publicado el primer informe de su historia generado de forma específica para tratar el problema del tráfico internacional de cocaína. Del mismo, además del récord de producción en Sudamérica, se extraen varias conclusiones. La primera, que las grandes organizaciones criminales tienen más fuerza que nunca, diversificando sus rutas y ampliando sus clientes. Naciones Unidas señala que la demanda en los mercados europeos no para de crecer, y con ello el consumo, tal y como ha explicado en varias ocasiones este periódico a través del análisis de las aguas residuales en distintas
ciudades, entre las que se encuentran las de Santiago de Compostela.

La segunda, la importancia de las mafias gallegas, que para Naciones Unidas sigue siendo vital a la hora de introducir alijos de cocaína por vía marítima, bien en pesqueros, bien en veleros, bien mediante lanchas rápidas o con semisumergibles, o mediante varios de los sistemas citados de forma conjunta. El informe señala que los narcos de las Rías Baixas ya no solo alijan en la provincia de Pontevedra o en A Costa da Morte, sino que aprovechan la proximidad de Portugal para introducir grandes cargamentos que posteriormente se trasladan a la comarca de O Salnés por vía terrestre, ya sin control posible por parte de las autoridades. La ONU destaca los lazos históricos entre gallegos y colombianos como clave en todo este negocio.

Por otra parte, la presencia de los gallegos se hace cada vez más destacada en África, continente que se ha convertido en una gran cabeza de puente para muchos cargamentos. La Ruta Atlántica Africana sirve de autopista para la cocaína y la flota gallega en los caladeros de la región es un disfraz excelente para el negocio. Por último, no menos relevante es el tráfico a través de contenedores, que, aunque parecía más propio de puertos como Algeciras, Valencia y Barcelona, por su tamaño, no olvida Galicia. Las 1,3 toneladas incautadas hace una semana con destino a Vigo son una clara muestra de
ello.

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