“El helicóptero se les echó encima al lado de una pequeña cala próxima a Muxía (la playa de Arnela) y ellos abandonaron la droga y se fueron, literalmente, a la carrera. Esa fue la lancha que apareció incinerada en Ribeira. La lanzaron contra las rocas y la dejaron allí. Un agente del propio helicóptero se quedó en la playa custodiando la droga. Eran unos 4.000 kilos de cocaína, aunque no se pudo recuperar toda. Nosotros, que estábamos en tierra, llegamos unos minutos después. En aquel caso no se pudo detener a nadie in situ, pero sí recopilamos la suficiente información como para que cayesen en los días posteriores. Era la organización de ‘Parido’». Así recuerda Antonio Duarte, jefe de la Brigada Central de Estupefacientes, el punto culminante de la operación Tabaiba en el libro Narcogallegos. Tras los pasos de Sito Miñanco (Catarata, 2018), una de las obras oficiales de Narcodiario. La propia Brigada, en un trabajo conjunto con la Udef, volvía a detener a Juan Carlos Fernández Cores en 2018, acusado de entretejer un gran entramado para seguir blanqueando los ingentes beneficios que había amasado desde su posición.
‘Parido’ llegó a sentarse en la mesa de Sito Miñanco y compañía al frente del negocio de la cocaína en la primera década del siglo XXI, hasta su caída en la primera gran redada contra la infraestructura de los narcotransportistas de O Salnés (Pontevedra, España). Tomó el testigo del fallecido ‘Patoco’. Cuando ha pasado más de una década de aquellas detenciones, la Audiencia Nacional ha puesto en negro sobre blanco el proceso por blanqueo que le devuelve a prisión: cuatro años y medio más que añadir a las dos condenas de 13 años y medio por narcotráfico y tres años y tres meses por blanqueo relativo a otros bienes que ya tenía a sus espaldas. Y lo más importante: la Audiencia ordena que pasen a manos del Estado propiedades inmobiliarias de postín: el chalé que estaba a nombre de su compañera sentimental y las fincas de su entorno, siete en total, valoradas en más de 600.000 euros (en el concello de Ribadumia) un centro comercial en Valença do Minho (Portugal) tasado en casi 900.000 y tres locales comerciales con un valor catastral de medio millón (el valor real de mercado es muy superior).
La sentencia de la Audiencia Nacional condena a ‘Parido’, pero también a su entonces pareja y a su expareja, a las que se imponen penas de dos años y nueve meses de prisión en cada caso. En el articulado de la sentencia, que puede ser recurrida ante el Tribunal Supremo, la jueza Palacios de la Sección Cuarta de la Audiencia Nacional detalla que Fernández Cores fue condenado «como autor de un delito contra la salud pública en cantidad de notoria importancia y de extrema gravedad y con pertenencia a organización criminal y jefatura de la misma, a las penas de 13 años y seis meses de prisión», además de las multas, al tiempo que recuerda que también fue condenado por blanqueo, todo ello en años consecutivos, en 2015 y en 2016. En aquel momento, la acusación se circunscribió a hechos ocurridos entre 2003 y 2010, que consistieron en «la adquisición de fincas, nave industrial, embarcación y vehículo que se decomisaron, auxiliándose de sus padres, también condenados».
En el actual proceso, ‘Parido’ ideó otro sistema «para hacer aflorar el dinero que obtenía del tráfico de drogas, reintroducirlo en el sistema financiero legal y disfrutarlo él y sus familiares más cercanos». Así, «articuló todo un entramado de sociedades y personas interpuestas», realizando operaciones por personas que no tenían ingresos lícitos como para ello «y otras personas de su confianza».
El mecanismo utilizado, continúa la sentencia, fue «ingresar el dinero en cuentas bancarias portuguesas controladas por un abogado luso (que ha sido absuelto), que realizó, por encargo de ‘Parido’, las inversiones a través de sociedades controladas por él», lo que servía para desvincular de su origen ilícito el dinero. «Transformándolo en adquisiciones de inmuebles y a través de sucesivas transmisiones interponiendo sociedades, Juan Carlos Fernández Cores logró traspasar esos inmuebles al control de familiares que, junto con él, los disfrutan como si los hubiesen adquirido de forma legítima».
Así, y salvo que el Tribunal Supremo se pronuncie en sentido contrario (poco probable, dados los antecedentes y lo minucioso del trabajo policial), alias ‘Parido’ volverá a pagar, por tercera vez, por hechos procedentes de la época en la que fue un gran capo de la cocaína.
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