La actividad narcocriminal en las costas occidentales de África se ha multiplicado hasta límites que nadie podía sospechar. Cierto es que Antonio Duarte, jefe de la Udyco Central, ya advirtió años atrás el desplazamiento de organizaciones gallegas hacia la región en busca de una mayor impunidad para seguir con sus negocios ilícitos. Sin embargo, en 2023 ya no son solo los gallegos los que operan en la región (que lo siguen haciendo, y con gran intensidad) sino otras redes delictivas de todo el mundo las que han apostado por la Ruta Atlántica Africana como canal preferente de tráfico de cocaína, que ha conseguido algo que parecía impensable: competir en cantidades con los movimientos de polvo blanco sudamericano a través de contenedores.

La amplísima red mundial de informadores de la Drug Enforcement Administration (DEA) ha puesto en alerta a las autoridades europeas, que, a su vez, avanzan en sus propias investigaciones para dar con los encargados de introducir la mercancía ilícita en tierra. Ello hace que la Armada de Francia tenga desplazadas en la región embarcaciones de gran calado, y que la Armada española se mantenga alerta ante las constantes peticiones de colaboración de los distintos cuerpos, en especial de la Policía Nacional, dado que tanto Vigilancia Aduanera como Guardia Civil disponen de su propia flota.

África se ha convertido en un escenario perfecto para hacer como puente de la cocaína que finalmente se consume en Europa, por varios motivos. La muestra más clara de ello son las 14,9 toneladas intervenidas por la Policía Nacional, Vigilancia Aduanera y la Guardia Civil en apenas un mes y en el mismo territorio, un amplio espacio que abarca desde las Islas Canarias y las costas del Sáhara Occidental hasta el Golfo de Guinea, pasando por Cabo Verde. En esta franja marítima, autoridades españolas y francesas incautaron 4,6 toneladas en un remolcador, primero, 3,3 en un barco fletado desde Vigo, después, otras 4,5 en el carguero de esta misma semana y 2,5 toneladas más en otra embarcación a cuyos datos solo ha tenido acceso este periódico y que no puede desvelar en este momento por motivos de seguridad. Todo ello en el último mes.
introducciones de forma clandestina, bien en pesqueros, bien en planeadoras.
Aunque no está acreditado por el momento, las sospechas apuntan a que gran parte de estos cargamentos proceden, en su origen, de la organización criminal presuntamente liderada por alias ‘Paul Wouter’, que sigue recluido en Hungría a la espera de una decisión judicial sobre su futuro. Precisamente fue detenido en 2018 en alianza con narcos gallegos por una operación similar en la que un pesquero, el Titan III, iba a introducir uno de sus alijos a través de rías gallegas. Se piensa que no de forma directa, pero sí mediante sus colaboradores en su país, consigue dar salida a los cargamentos.

Las cantidades de droga son otro elemento diferencial. Si años atrás era difícil ver alijos por vía marítima de más de tres toneladas, salvo excepciones, en el último mes ya se han interceptado dos de 4,5, valorados en más de 150 millones de euros cada uno. Se piensa que este volumen viene dado por varias circunstancias. En primer lugar, por la gran producción existente en América del Sur, con laboratorios que se extienden por Perú, Bolivia y Colombia. En segundo, la capacidad operativa de las organizaciones citadas, la Mafia Albanesa y su socio preferente, la ‘Ndrangheta. Todos ellos trabajan juntos y echan mano cuando lo creen conveniente de las organizaciones gallegas, con gran presencia y experiencia en esa parte de África y con toda una flota pesquera que faena en la región y sirve, llegado el momento, de tapadera.
Otro elemento que lleva a los narcotraficantes a optar por la ruta africana es la gran dificultad para perseguir los cargamentos una vez que ingresan en el continente. Ello hace que se hayan establecido canales de tráfico de cocaína a través del mismo por todas las vías, incluso la aérea. Se ha visto a gallegos invirtiendo en aeródromos en la región, y más recientemente al clan irlandés de los Kinahan, cuyos cabecillas están entre la lista de los más buscados en países como Estados Unidos.
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