Blanqueo del narco y estafas mediante criptomonedas

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La Guardia Civil, en la que se ha denominado operación MAUNA, ha logrado la total desarticulación de una organización criminal asentada en Madrid, especializada en el blanqueo de capitales a través de criptomonedas, procedente de diferentes delitos cometidos por otros grupos criminales. La investigación, desarrollada por la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil, tuvo su origen en posibles actividades vinculadas al blanqueo de capitales procedente del narcotráfico, de uno de los miembros de una organización previamente investigada.

A medida que iba avanzando la investigación sobre esta persona, se fue conformando una red de colaboradores permanentes perfectamente distribuidos en distintas jerarquías dentro del entramado criminal, abarcando desde perfiles técnicos en el ámbito de las criptodivisas, hasta expertos que controlaban un complejo entrado mercantil y bancario a nivel internacional, encargados de diseñar complejas operativas de blanqueo de capitales.

De inicio, estas operativas se llevaban a cabo por un reducido número de personas siempre vinculadas al narcotráfico, incrementando paulatinamente tanto el número de actividades de blanqueo, como las cantidades de efectivo invertidas en las mismas, llegando a convertirse este grupo delictivo con el transcurso del tiempo, en un referente al que se dirigía el dinero de diferentes organizaciones criminales asentadas a lo largo de todo el territorio nacional.

De esta manera, los investigados fueron modificando los modos de adquisición de grandes cantidades de dinero en efectivo y su deslocalización a través de su red de blanqueo, consiguiendo que sus comisiones fuesen cada vez más cuantiosas y rentables por la realización de estos “servicios” al resto de organizaciones criminales.

Como método para evitar la fluctuación en el valor de la criptomoneda obtenida hasta la realización de la operación de blanqueo de capitales, la organización convertía dicho activo digital en moneda USDT (Tether), un tipo de moneda estable o “stable coin”, sujeta al valor de referencia del dólar estadounidense.

Una vez que la organización disponía de una gran cantidad de activos en criptomoneda, ofrecía a terceras organizaciones criminales la posibilidad de intercambiar este activo digital por dinero en efectivo fruto de sus actividades delictivas, para lo cual, se producían encuentros entre miembros de ambas organizaciones en una de las oficinas que estos disponían en Madrid.

La profesionalización de la organización, llegó hasta el punto de ofrecer soluciones individualizadas a los estafados de cara a perfeccionar el engaño, tales como con la apertura de cuentas o monederos virtuales donde alojar las criptomonedas y software para la monitorización de las inversiones.

Una vez que las víctimas se habían familiarizado con este tipo de inversiones, y que habían obtenido cierta rentabilidad, la organización criminal desaparecía con toda la inversión de criptomonedas, capital que finalmente era intercambiado con otras organizaciones criminales, consiguiendo así una doble rentabilidad delictiva.

Como soporte a su actividad de blanqueo de capitales y estafas, la organización criminal contaba con testaferros, así como con un complejo circuito internacional bancario y de criptodivisas soportado sobre empresas pantalla ubicadas en países como España, Bélgica, Suecia, Alemania o Lituania, entre otros, algunas de las cuales suplantando empresas reales.

De manera global, la operación MAUNA se ha saldado con la detención e investigación de 8 personas en 9 registros llevados a cabo en las provincias de Madrid y Valladolid, así como con 9 bienes inmuebles bloqueados, cerca de 300.000 € en metálico intervenidos, varios “monederos fríos” de criptomoneda en USB´s, 30 cuentas bancarias bloqueadas, así como de bienes obtenidos de la actividad ilícita superior a 1.000.0000 €.

También hay que reseñar que, durante la investigación, los agentes pudieron corroborar cómo las personas que materializaban la estafa, se jactaban de haberlo hecho sobre personas en precaria situación económica o incluso de avanzada edad, todo ello sin ningún tipo de reparo.

Igualmente, en la colaboración internacional hay que destacar la labor de la Policía Nacional de Colombia, que mediante su Dirección de Inteligencia Policial (DIPOL) y la Dirección de Investigación Criminal e Interpol (DIJIN), permitieron en ese país la ejecución de una orden internacional de detención de un ciudadano colombiano vinculado a la organización investigada.

En lo que al tráfico de drogas se refiere, también se ha contado con la colaboración de la DEA de Estados Unidos, con la finalidad de conseguir el máximo de información posible sobre el origen del dinero blanqueado por esta organización criminal.

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