Costiña es, para muchos, el más escurridizo de todos los presuntos narcotraficantes que operan en las Rías Baixas (Galicia, España). Su nombre aparece en mil y una investigaciones a cargo de la Policía Nacional, la Guardia Civil y el Servicio de Vigilancia Aduanera. Sin embargo, nadie hasta este momento ha logrado acreditar el negocio al que, según ellos, se lleva dedicando toda la vida: la introducción de grandes alijos de cocaína a través de embarcaciones por las costas de las Rías Baixas.
El titular del Juzgado Central de Instrucción Número 4, José Luis Calama, acordó en los últimos días el procesamiento de José Constante Piñeiro Búa, Costiña, y de 78 encausados más, a los que se les imputan los delitos de tráfico de drogas en cantidades de «extrema gravedad» y pertenencia a organización criminal. Operaban en el Levante español y, además del tráfico ilícito de sustancias estupefacientes, blanqueaban los beneficios obtenidos.
De las diligencias llevadas a cabo en el marco de la instrucción, el magistrado recuerda en su auto, que se han incautado casi 3.800 kilogramos de cocaína. En la resolución calcula que el valor de esas sustancias, atendido a su valor de venta al por mayor, ronda los 268 millones de euros, por lo que fija una fianza para garantizar las responsabilidades pecuniarias de casi 1.432 millones de euros.
El juez explica que en la cúspide estaba estaban Juan Andrés C. (presunto líder de la rama de Alicante), Sergio F., alias Rubio, (supuesto jefe de la rama de Valencia), Jonas S. F. (que sería el responsable de la rama de Barcelona), y el citado José Constante Piñeiro, alias Costiña, al que atribuyen el liderazgo de la rama en Galicia. Los cuatro, dice el auto, ostentaban la dirección de todo el entramado criminal. El juez explica que eran quienes llevaban a cabo «la negociación, organización, planificación y financiación de las partidas de cocaína a gran escala procedentes de Sudamérica para su introducción en territorio español y europeo». Además, dirigían las principales operaciones de blanqueo de capitales de la organización a través de entramados empresariales creados a tal fin.
En lo que se refiere al ‘mirlo blanco’ de Vilanova de Arousa (Galicia, España) los investigadores del Greco Galicia efectuaron sobre sus pasos numerosas vigilancias y seguimientos, constatando reuniones con Juan Andrés C., considerado por la Policía el principal investigado. Sin embargo, no lograron vincularle directamente con ninguna descarga. Sí se relacionó a los sospechosos en el marco de esta operación, bautizada Beautiful, con el barco Titán III (que finalmente cayó en manos de las autoridades y cuyos acusados están a la espera de sentencia), pero aquellas pesquisas no llegaron a buen puerto.
