El narco-cocinero que jugaba a dos bandas en Galicia

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La embarcación pesquera New Polar realizaba de forma cotidiana la singladura entre Montevideo, capital uruguaya, y Cangas do Morrazo, en Pontevedra (Galicia, España). Aprovechando la marea, una organización criminal perfectamente infiltrada entre la tripulación introducía importantes cargamentos de cocaína sudamericana en Galicia. La Unidad Central Operativa (UCO) lo sabía, pues contaba con un confidente entre esos infiltrados. O eso pensaban ellos. En un momento dado, ese supuesto confidente, uno de los cocineros del barco pesquero, decidió jugar a dos bandas y aprovecharse de la información que manejaba para intentar hacerse con un alijo. Acabó siendo detenido, y la próxima semana será juzgado.

El pesquero en el que se ocultaba la cocaína

En ese punto, las pesquisas de la UCO se cruzaron con las del EDOA de la Comandancia (ambos grupos de la Guardia Civil), y unos y otros hicieron estallar el operativo. El resultado, la detención del citado cocinero, Manuel M.C,, de su compañero de trabajo Luis P.S., y de cuatro personas más con roles muy concretos: dos urugayos con residencias en Poio, Alfonso S.G., y en Málaga, Rodolfo A.C., y dos arousanos, uno de Vilagarcía, Adrián B.M., y otro de Vilanova, Luis Carlos V.P.

El fiscal Antridoga, Pablo Varela, habla en su escrito de acusación de “sucesivas partidas de cocaína que desde Uruguay traían a España merced a los contactos que en aquel país disponían con los proveedores de la sustancia, así como las funciones que desarrollaban los empleados de la cocina del barco pesquero del altura con escala en Uruguay, en el que escondían las partidas de cocaína hasta nuestro territorio”. La cocaína llega a ese país a través de la hidrovía del río Paraná, un canal muy amplio que recorre gran parte de Brasil y desemboca en el Atlántico. En esa zona, precisamente, la SENAD de Paraguay realizó recientemente una espectacular operación con la detención de importantes capos.

La acusación señala que los dos cocineros se encargaban del transporte de la droga y de la entrega a los otros investigados. En el caso del alijo que fue intervenido, unos 30 kilos en total, en mayo de 2019, Luis Carlos V.P. sería el encargado de su recepción, “como venía haciendo en mareas anteriores”. En cuanto al resto de acusados, el uruguayo Rodolfo era el enlace en España de los proveedores y Alfonso y Adrián los distribuidores, explica el fiscal.

Sobre el narco-cocinero, que “venía manteniendo contactos con agentes de la UCO para proporcionarles información de dinámicas como las descubiertas pero protagonizadas por tripulaciones de otros barcos de pesca”, el fiscal explica que “se servía de su aparente colaboración para proteger su propia actuación personal, desarrollando, de modo subrepticio, ese mismo tipo de actividad delictiva”.

Así, el EDOA comenzó a vigilarle tras levantar sospechas en la UCO, y constató una reunión con Luis Carlos en Pontevedra. A continuación, los agentes acreditaron los movimientos del supuesto confidente para intentar retirar la droga del New Polar en mayo de 2019. Finalmente, tras comprobar que le era imposible hacerse con el alijo sin levantar sospechas, intentó salvar el pellejo indicándole a la UCO el lugar en el que ocultaba el cargamento. Sin embargo, él no lo sabía, pero ya había sido descubierto.

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